Se lo piden los clientes: herramientas para mejorar la financiación de su negocio agropecuario.
Es que -como explica Ignacio Moyano, gerente general de Stoller-, “el productor argentino es muy bueno produciendo, es innovador, toma riesgos, pero financieramente no suele tener las mejores herramientas”.
Así, una empresa especializada en soluciones fisiológicas, nutricionales y biológicas para los cultivos se puso a trabajar en conformar una SGR, una Sociedad de Garantía Recíprocas que le permitirá financiar (a una tasa mucho menor que los bancos, por ejemplo), distintos proyectos de productores agropecuarios y proveedores de su cadena de valor.
El fondo de garantía de Terraval SGR se conformará con $ 80 millones que aportará principalmente Stoller, lo que -según la ley- permite “apalancar” proyectos hasta $ 360 millones.
De Houston a Córdoba
Hace 20 años ya que Stoller -una empresa nacida en Houston, Texas, Estados Unidos- eligió Córdoba para asentar su sede en Argentina y desde entonces la configuración de la empresa fue creciendo hasta tomar la actual planta en Barrio Aeropuerto donde concentra su producción, certificada bajo normas ISO 9.000 (calidad), 14.000 (ambientales) y 18.000 (laborales).
Hoy Stoller tiene presencia en más de 50 países y una familia de productos en Argentina que potencian los rindes agropecuarios en una amplia gama de cultivos, con la soja, el maiz y el trigo a la cabeza. Sus ventas anuales rondan -en el país- los US$ 20 millones.
“El potencial genético de las semillas que usan los productores actualmente es altísimo, pero en campo hay una brecha que termina no permitiendo expresar todo ese potencial -explica Moyano-; es como que tienen una pepita de oro, pero que su valor empieza a decrecer cuando avanza el ciclo de la planta. En ese gap (espacio) es donde Stoller aporta valor: tenemos ejemplos de potenciar 40% más el rendimiento de la soja, por ejemplo”.
Aunque los agroquímicos son mal vistos en muchos estamentos de la opinión pública, Stoller y el resto de los productores dan una batalla cultural por explicar que -sin estos insumos- la producción de alimentos no alcanzaría ni para un cuarto de la población mundial.
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