El comercial cuenta la historia de un ingeniero que no se resignó al abandono de un pozo en su pueblo y durante años trabajó con obsesión por encontrar petróleo y demostrar que de ese modo se puede reactivar la actividad económica de su ciudad y de la región. Realismo mágico diría yo: ni García Márquez lo hubiera contado mejor.
Ver el comercial aquí en InfoNegocios provocó diversas reacciones en la redacción: Innegable, y en eso coincidimos todos, el comercial es visualmente intachable, de calidad fílmica, con un buen casting y una gran producción artística. Muy prolijo en detalles desde la elección del lugar (Astra y Diadema, dos pequeños pueblos del sur de la Patagonia) hasta el vestuario.
Pero, y ya como visión personal, no puedo evitar sentir indignación por la trivialidad de recursos utilizados para apelar a nuestra emotividad, hasta de mal gusto e insultante me atrevería a decir, recursos fílmicos al mejor estilo de una película de Campanella contándonos una historia cuasi hollywoodense, que nada tiene que ver con la realidad, y el detalle de la música lastimosa y emotiva que se utilizó para dar el toque mágico y patriótico a la historia, a algunos nos recordó al programa de Tinelli, el momento en que los participantes del Bailando por un Sueño lloran e inmediatamente el operador pone esa musiquita obvia y lastimosa, que se usa como recurso para dar dramatismo al show.
YPF y un golpe bajo
(Por Mercedes Beracochea) La expropiada empresa lanzó su primer spot de la mano de Liebre Amotinada, la agencia que ganó en la reciente convocatoria. El comercial, que fue estrenado en el súper clásico del domingo, apela al dramatismo y la emotividad del espectador, con los recursos básicos para lograrlo: un niño y su relación con su padre, un perro, un pueblo chiquito y la infaltable musicalización. ¿Golpe bajo innecesario?