Sin menospreciar la apabullante victoria obtenida en las primarias dominicales, pero que formalmente solo lo ungen como el candidato con más chances de gobernar la Argentina desde el 10 de diciembre, Alberto Fernández comenzó a develar en primera persona algunos trazos de su política exterior y el viraje que imprimirá a la actual "inserción inteligente" al mundo pregonada por el macrismo, si acaso el decurso del proceso electoral confirma su tendencia y queda en condiciones de gobernar a partir de octubre.
En la entrevista concedida a NET TV el lunes por la noche, Fernández dio señales de priorizar a China y Rusia en el frente externo, marcó distancia de la administración republicana que comanda los Estados Unidos y no temió polemizar abiertamente con el presidente del Brasil.
Alberto tildó de "racista, misógino y violento" al ex capitán del Ejército brasileño, quien gobierna el vecino país desde el 1° de enero pasado; consideró a Donald Trump "un mal líder para el mundo", y tras reconocer que "es muy difícil" defender al venezolano Nicolás Maduro, adelantó que revisará el reciente acuerdo firmado entre Mercosur y la Unión Europea.
El máximo referente del Frente de Todos auguró una "espléndida" relación con Brasil, ya que "va a ser siempre el principal socio" de la Argentina, pero no se guardó una respuesta a las constantes críticas que Jaír Bolsonaro vertió sobre las gestiones kirchneristas y el resultado de las primarias, que el ultraderechista consideró abiertamente "horrible".
Fernández dijo que respetará la institucionalidad brasileña pero subrayó: "En términos políticos, no tengo nada que ver con Bolsonaro". Y agregó: "Celebro enormemente que hable mal de mí un racista, un misógino y un violento", y remató pidiéndole "que deje a Lula en libertad y se someta a elecciones". El ex jefe de gabinete de Néstor y Cristina Kirchner visitó en prisión al líder del Partido de los Trabajadores (PT), privado de la libertad desde el año pasado.
En relación al presidente estadounidense Donald Trump, Alberto se limitó a subrayar que es "el presidente de la primera potencia del mundo" pero negó que sea un líder valioso. "Tal vez es un buen líder para los americanos porque la economía funciona y protege mucho lo suyo, pero cuando defendés con tanto ahínco lo tuyo, te volvés un mal socio para los demás", reseñó.
En la usina de Todos reconocen que un buen diálogo con los Estados Unidos será crucial para renegociar los compromisos de deuda asumidos con el FMI. Por lo tanto, en semanas anteriores abundaron las comunicaciones por canales informales con vistas a una tarea que el "albertismo" hoy dice no estar encarando, ya que "es tarea del gobierno" con mandato hasta diciembre.
En otro orden, el candidato menospreció el "acuerdo en principio" con vistas a una asociación estratégica entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), al que catalogó más bien como "una suerte de carta protocolar donde se han fijado una serie de temas a tratar". Dijo que su espacio "no tiene ningún problema en buscar un acuerdo" ya que "no cabe duda que el mundo se ha globalizado", pero matizó aquello observando que "algunas pautas iniciales parecen mostrar cuestiones desventajosas para la Argentina". Aunque repuso: "Si esas cosas se salvan, bienvenido".
Desde Bruselas, capital política de la UE y donde hoy manda el receso estival del hemisferio norte, relativizaron las declaraciones del posible jefe de estado.
De vuelta a la región, Alberto reconoció que Nicolás Maduro en Venezuela encabeza"un régimen autoritario" en Venezuela y, por lo tanto, "es muy difícil defenderlo objetivamente".