EZEQUIEL CHABAY
El Gobierno transita los últimos días de cara a un vencimiento de una deuda por u$s 2400 millones con el Club de París, un grupo informal de acreedores estatales que coordinan sus posiciones ante sus prestatarios, y al cual la Argentina debería abonar el 31 de mayo un pago pendiente para no entrar en una espiral descendente de 60 días ,que podría conducir a la declaración del país hacia fines de julio en cesación de pagos (default).
Como una continuación de la gira europea que encaró entre el 9 y el 14 de mayo, el presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán, mantendrán este miércoles por la mañana una videoconferencia con la canciller alemana, Ángela Merkel, y el ministro de Finanzas de ese país, Wolfgang Schmidt, quien estuvo días atrás en Roma a solas con Guzmán y, más tarde, con el mismo Fernández, al coincidir en Roma.
El contacto y eventual apoyo de la canciller Merkel es la pieza del engranaje que le falta a la estrategia elaborada por Guzmán y su equipo para lograr suficiente apoyo crítico entre los principales accionistas del Club de París (que integran 22 Estados soberanos) para construir lo que el ministro define como "un puente de tiempo", hasta tanto se acuerde un programa de facilidades extendidas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y de ese modo, evitar el desprendimiento de reservas en un contexto de incertidumbre por el resultado en sí de la negociación con el organismo multilateral de crédito, y las externalidades que pueda generar la pandemia de coronavirus.
El Gobierno, sin embargo, tiene esperanza en lograr un apoyo decisivo de Alemania, como así también logró en España, Francia e Italia, que integran el Club de París. Días atrás, durante un seminario a puertas cerradas ocurrido en el Vaticano, el ministro alemán respaldó el petitorio argentino y catalogó incluso a Guzmán como "un héroe", que sabe "cómo lidiar con los acreedores privados y forjar acuerdos".
No obstante, dicha concesión está atada a que la Argentina encare decididamente un acuerdo a la brevedad con el Fondo Monetario Internacional, y que el organismo a cargo de la búlgara Kristalina Georgieva dé una señal clara para despejar incertidumbres sobre la posición argentina. A su vez, fuentes oficiales y del mercado afirman que tal acuerdo tendría que incorporar el establecimiento de una visita periódica al país para realizar un monitoreo de la situación fiscal, monetaria y externa, tal como estipula el Artículo IV del Convenio Constitutivo del FMI.
Asimismo, los acreedores de la Argentina nucleados en el Club de París pretenden "un trato igualitario" respecto de otros acreedores. Por lo bajo, señalan la supuesta preferencia del Gobierno por China, y aguardan una respuesta certera respecto de los vencimientos que la Argentina tiene por casi u$s 450 millones con Beijing en concepto de créditos productivos. Si los europeos acaso van a ver postergado el repago, entonces también los chinos deberían esperar, sostienen del otro lado del Atlántico.