La reunión del gabinete económico nacional pautada para esta semana se apresta a tomar definiciones certeras sobre el futuro del paquete de protección diseñado al comienzo de la cuarentena social para mitigar el impacto nocivo del coronavirus en la actividad.
Una de las herramientas que podría reconfigurarse y adoptar otro estilo es el programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP), cuyos dos brazos articuladores han sido el salario complementario, como subsidio para el pago del 50% o más del salario neto, con un techo de $ 33.750, y el otorgamiento de créditos a tasa cero para cuentapropistas registrados.
En julio, el Gobierno calcula que podría reducir sensiblemente la asistencia brindada a empresas para el pago de haberes de junio por la reapertura gradual que han tenido diversas actividades y, en consecuencia, quedarían formalmente descartadas por no cumplir con el requisito sine qua non de ver reducida su facturación interanual en más de un 30% real. De ese universo, las que todavía continúen con dificultades para volver a la (nueva) normalidad, podrían ingresar a créditos con tasas subsidiadas, similares a las ya lanzadas con TNA del 24%. Para las que se mantengan en caída, el salario complementario continuaría un tiempo más.
Entretanto, la reunión del ala económica del equipo del presidente Alberto Fernández tiene que definir en los próximos días si ofrece algún esquema de ayuda a las compañías que ya han manifestado dificultades para cubrir el pago de la primera cuota del Sueldo Anual Complementario (SAC), o aguinaldo. Varias cámaras ya abrieron el paraguas sobre las dificultades, pero la CGT está decidida a no transigir y, de momento, la Casa Rosada no procura ni prorrogar ni diferir ese pago a vencer el último día de junio.
Lo que queda claro es que el Estado no subsidiará el pago del aguinaldo, pero aún no se descartó del todo ofrecer líneas de préstamos especiales para afrontar el SAC.
Reactivación en camino
El programa ATP fue diseñado a mediados de marzo como una herramienta fundamental para preservar el sector productivo. El abono de parte del salario a los empleados registrados en las empresas en crisis, por su carácter progresivo, cubrió una mayor parte del salario cuanto menor fuera la remuneración neta, lo que benefició relativamente más a mujeres, jóvenes, trabajadores del NOA y NEA y a las pymes.
Según los números relevados por el Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI) del Ministerio de Desarrollo Productivo, unos 2,3 millones de ocupados que trabajan en alrededor de 245.000 empresas cobraron la ATP para salarios devengados de abril. Los números finales de la segunda "ronda", serían mayores en tanto hubo empresas de transporte y educación que aún no recibieron el pago por parte de la ANSeS, en base a los datos provistos por la AFIP.
El sector industrial fue el que más ayuda recibió al concentrar el 27,1% del total de los beneficiarios de la ATP, con más de 630.000 asalariados, seguido por los comercios con 558.821 beneficiarios, equivalente al 23,9% del total.
El sector industria podría quedar fuera de eventuales beneficios en tanto en 15 provincias la actividad manufacturera ya se encuentra totalmente habilitada y los índices de consumo de energía en diversos rubros muestran señales de reactivación, especialmente en las industrias automotriz, tabacalera y textil entre otras.