En la previa a la crisis político-financiera desatada tras las elecciones PASO, el consumo de combustibles del público había crecido un 0,5% interanual en julio, un síntoma de que se estaba estabilizando la situación económica.
De acuerdo a los datos publicados por la Secretaría de Energía, las ventas de nafta súper aumentaron en el séptimo mes del año un 3,3% interanual, mientras que el expendio de nafta premium desaceleró su baja a 15,1%, desde los casi 30 puntos porcentuales que llegó a perder durante este año mientras se atravesaba la etapa más dura de la recesión.
El incremento de las ventas de nafta premium frente a junio fue de 16,3%. Según la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (Cecha) se debió a varios motivos, pero uno muy importante fue que se verificó un aumento significativo del patentamiento de vehículos 0km "por impulso del plan oficial de subsidios, en cuyos casos la mayoría respeta la recomendación de cargar combustibles de mayor calidad".
En cuanto al gasoil, el consumo de la variedad común -grado 2- tuvo un alza de 7,8% en julio, mientras que el grado 3, importado, cayó 3,9%
Hacia adelante, los estacioneros esperaban cierta estabilidad en el marco del congelamiento de precios dispuesto a mediados de agosto por Energía.
La distribución de las ventas en las estaciones de servicio casi no varió: YPF perdió un punto de cuota de mercado (55% versus 56% en julio de 2018), pero Shell, operada por la brasileña Raízen, ganó 2 puntos de market share y trepó a 21,9% de cuota en el consumo de combustibles líquidos. Atrás quedó Axion, con 13,8% y Puma Energy, con 4,9%.
Según comentaron a El Cronista fuentes de estas últimas tres empresas, en el próximo año y medio se anticipa una pelea para ganarse entre sí las cuotas de mercado.