Para sobrevivir a la cuarentena, los gimnasios tuvieron que adaptarse a una nueva rutina para generar un caudal de ingresos mínimos que les permita, al menos, el pago de sueldos y servicios esenciales. Clases virtuales, bonificaciones "de por vida" al socio leal y el alquiler y venta de equipos, algunas de las acciones.
"Durante esta crisis, nos enfocamos en la retención del socio y seguir dándole el servicio como se puede", dijo Dardo De Marchi, socio fundador de SportClub, que tiene más de 90 sucursales y 150.000 socios en todo el país. Redujo el 40% de la cuota por cuatro meses para los socios que cuenten con los planes Vip Total y Vip Plus, mientras que dispuso del "Plan Life", es decir, aquel que se anota ahora o no se da de baja, se le hace un 30% de descuento de por vida. En tanto, sus sesiones online gratuitas, para las cuales reclutó a celebrities, nutricionistas y deportistas, son vistas por unas 5000 personas.
Por su parte, Megatlon acudió a la venta de bicicletas de spinning a un tercio de su valor, pero no necesariamente para generar más caja. "Hemos alquilado y vendido bicicletas para aprovechar un programa digital con nuestros profesores. Tuvimos más demanda de la que esperábamos y continuaremos con la venta porque, cuando regresemos a las actividades, las máquinas va a estar más distanciadas y es probable que algunas queden ociosas", señaló Fernando Storchi, su CEO.
La compañía lanzó "Entrenador Virtual", es decir, entrenamientos personalizados de musculación de 45 minutos que ya superan una demanda de casi 1000 turnos diarios, actividad que podría empezar a ser parte de la rutina en la "nueva normalidad". "En el futuro, vamos a un esquema mixto porque la gente se dio cuenta que puede entrenar tranquilamente desde su casa", observó Storchi.
Para los más chicos, la exigencia es mucho mayor
Los gimnasios chicos están más apremiados que las grandes cadenas. Salvador Giovagnoli, socio gerente de BAST.ARG, un gimnasio de entrenamiento deportivo con más de 400 socios ubicado en Vicente López, aseguró que el foco está puesto en generar clientes a través de clases virtuales. Dijo que, así, mantiene al 50% de los clientes adheridos al débito automático. Pero la tendencia continúa a la baja, agrega.
Otros establecimientos, más barriales, sin acceso a la tecnología y con mucho más manejo en efectivo, recurrieron a la venta y alquiler de equipos. "Decidimos hacerlo para ver si, con esto, aunque sea, podíamos pagar algunos servicios, que nos siguen llegando como cualquier comercio", aseguraron desde una empresa del sector ubicada en Martínez, temerosa del atento ojo de la AFIP por lo anormal que es esta práctica a la que recurrió.