La decisión del Gobierno de permitir la venta de pasajes para vuelos que despeguen recién a partir de septiembre generó "sorpresa" y preocupación en las aéreas, que aseguran que, de este modo, estarán cinco meses sin operar y no saben cómo llegarán a ese mes, ya que viven una situación crítica para sobrevivir a esta crisis sanitaria por el coronavirus, sin medidas aún paliativas específicas que den alivio al sector.
Algunas de ellas están preparando “impugnaciones” a las resoluciones 143 y 144 dictadas el viernes y sábado por la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), según anticiparon fuentes de la industria.
El enojo de las empresas, además, se centra en la “sorpresa” ante la medida, ya que, aseguran, no habían sido consultadas ni informadas al respecto durante la única mesa de trabajo de sector por covid-19, el 16 de abril, en la que no se avanzó tampoco en las medidas.
Al respecto, Paola Tamburelli, titular de la ANAC, destacó a El Cronista que “se están analizando todas las medidas y se está avanzando especialmente en algunas que no son de mi competencia, como las impositivas y la posibilidad de créditos blandos. Sabemos el fuerte impacto que vive el sector en esta crisis; la idea es volver a juntarnos esta semana, o la próxima, con las aéreas y las cámaras que las representan para tratarlo”.
Las aéreas que operan en el país, Aerolíneas Argentinas, Austral, Latam, Andes, Flybondi y JetSmart/Norwegian, cuentan en total con casi 100 aviones, que -a excepción de algún vuelo para repatriar a argentinos varados- están estacionados en aeropuertos locales. Las aéreas privadas (sin Aerolíneas ni Austral) tienen unos 3400 empleados, por cuyos sueldos erogan entre $ 170 millones y $ 200 millones mensuales.
La mayoría, hasta ahora, logró acordar una reducción temporal salarial, a excepción de Latam, que aún no consigue negociarlo con los gremios (para los que están fuera de convenio, los recortó un 50%). Flybondi aplicó una baja de 12% a 50%, según la categoría. JetSmart/Norwegian, un 30%, al eliminar los ingresos variables. Andes, que ya estaba muy complicada antes del Covid-19, también aplicó fuertes quitas.
Una fuente del sector asegura que es “necesaria una versión actualizada del decreto 1012/2006, que había dictado la emergencia aerocomercial durante el gobierno de Néstor Kirchner para proteger a todas las aéreas”. Según datos de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), la pandemia generaría pérdidas por u$s 2400 millones en el mercado local, que aporta u$s 12.000 millones al año al país.
A nivel mundial, el sector está reclamando un paquete de salvataje de u$s 200.000 millones.
Desde varias aéreas consultadas, aseguran que no saben hoy cómo pagar sus gastos, al no operar ni registrar casi ingresos, al menos hasta ahora, que pueden empezar a vender vuelos que operarán desde septiembre. En los hechos, hasta la resolución 144, no podían vender pasajes, ya que los vuelos que solicitaban (para mayo, por caso) no eran autorizados. Si bien la medida les da garantía para poder vender, de ahora en más, la fecha de operación les resulta muy lejana y reclaman volver a despegar una vez que la cuarentena sea levantada, y no recién en septiembre, algo que fue reclamado este lunes por las cámaras.
Al respecto, Tamburelli aclaró que “los vuelos no fueron suspendidos por la ANAC, sino por el DNU del Presidente por cuestiones sanitarias. Tenemos problemas serios con los varados, a los cuales algunas empresas les vendieron vuelos no autorizados, a precios altos, ante la desesperación por regresar. En algunas áreas del Gobierno querían que pudieran volar a partir de diciembre. Finalmente, consensuamos septiembre entre todos los ministerios y la ANAC. Pero esta crisis es muy dinámica, no pasó nunca antes. Si se levanta la cuarentena antes y Salud nos lo permite, voy a ser la primera en acortar plazos para autorizar vuelos antes. La resolución buscó permitir la venta, porque necesitan tener ingresos, no fue contra las empresas, sino tratando de equilibrar intereses”, destacó Tamburelli a este diario.
Al respecto, desde varias empresas cuestionaron la elección del mes y de no comunicarles previamente la decisión. Además, aseguran que, si las restricciones a volar se levanten antes, no tendrán el tiempo necesario para vender (suelen hacerlo con entre 90 y 120 días de antelación) y lograr cierta ocupación en los vuelos. Pero, en los hechos, la mayoría admite que aún no hay demanda y que comenzarían a operar sólo con algunos vuelos. Su preocupación principal, hoy, es cómo llegar hasta septiembre.
Por lo pronto, la mayoría ya se presentó -y otras están para hacerlo- para obtener la asistencia del Gobierno para el pago de sueldos. “Pero es como bajar la fiebre, no es una solución de fondo. Necesitamos otras medidas para sobrevivir. Todos los países están ayudando al sector. Ninguna aérea sobrevive sola esta tremenda crisis. Y aún no hay medidas de mitigación, que se necesitan en forma urgente porque no sabemos si vamos a poder llegar a septiembre”, dijo una alta fuente de una importante aérea.
Todas destacaron de “inédita” la decisión de la ANAC, ya que “no se vio en ningún otro país, y que fue “una sorpresa absoluta”.
“Por cinco meses, no vamos a poder operar y tenemos que ver cómo sobrellevar la continuidad de la empresa en el país. Lo más grave es la continuidad del empleo directo e indirecto”, dijo otra fuente.
Varias empresas califican a la fecha elegida, septiembre, “como una decisión arbitraria”. Y desde una aérea, tras mostrar preocupación por “la falta de diálogo con los organismos del Estado”, destacaron la necesidad, al menos, de reactivar antes los vuelos de cabotaje, ya que “se deja a muchas provincias desconectadas, eso no ayuda a la ansiada recuperación de la economía”.
Desde otra aérea, admitieron que para poder vender, debe haber demanda, algo que preocupa y mucho. “Pero queremos saber cómo vamos a operar desde septiembre. En el mejor de los casos, tendremos 50% de ocupación. Si tenemos menos de 50%, estamos cumpliendo una función social y el Estado deberá asistir y compensar”, opinó una fuente.
Algunas empresas ya comenzaron a vender vuelos desde septiembre, pero temen también cómo llegarán a ese mes. “Hay que ver cuánta gente está dispuesta a comprar hoy para volar después. Necesitamos medidas de asistencia y alivio en forma urgente”, destacaron, y se interrogaron sobre la reapertura de los hoteles. “¿Van a estar abiertos desde antes? ¿Cómo va a llegar la gente? ¿Van a habilitar primero a los micros, en base a qué cuestión?”, advirtieron.
Las agencias de viaje también se mostraron sorprendidas y preocupadas por la medida. Dos de las más importantes aseguraron a este diario que, al menos, “se debería permitir reactivar los vuelos de cabotaje antes, ya que en todo el mundo se prevé que el turismo interno se recupere antes”. Además, si bien admitieron que pueden vender a partir de septiembre, ”ahora deberán volver a programar viajes nuevamente, que estaban previstos para antes de esa fecha”.