Desde el 9 de agosto previo a las PASO hasta hoy, los depósitos privados en moneda extranjera cayeron casi u$s 15.000 millones, al pasar de un récord de u$s 32.492 millones a u$s 17.805 millones el 28 de abril, última cifra disponible por el BCRA, lo que marca el valor mínimo desde 2016.
La buena noticia es que los bancos están líquidos, y eso lo demuestra lo que pagan de tasa de interés por plazos fijos en dólares: el 0,7% anual, según el promedio que da a conocer el Banco Central.
La mala es que, como señala Andrés Méndez, titular de AMF Economía, “estos dólares que se retiren alimentarán en alguna medida al blue”.
De todas formas, según relatan en los bancos, no todos los dólares se retiran junto a su dueño, porque observan que los clientes sacan doble turno: primero para extraer los billetes verdes por ventanilla, y luego para llevarlos a la caja de seguridad dentro de la misma sucursal.
Luis Secco, director de Perspectivas Económicas, atribuye la caída de los depósitos a otra señal de desconfianza frente a un gobierno que no duda en meter todo tipo de intervenciones sobre el sistema financiero: “Además, cada vez que se habla de que habrá novedades respecto del tratamiento de los activos del sistema (canje de Leliq o encajes por bonos del Tesoro), aunque no afecte el balance en dólares no importa, porque lo que se afecta es la calidad del balance, o sea, la solvencia. Y cuando empiezan las sospechas sobre la solvencia, los depósitos se van y se van primero los que serán más difíciles de honrar. Pero de todas maneras hay sospechas de intervencionismo creciente y la gente duda y desconfía. Este Gobierno ya mostró que no le tiembla la mano a la hora de intervenir mercados”.
El tributarista Iván Sasovsky agrega otro dato nuevo, que podrá corroborarse en los próximos días, a medida que el BCRA actualice los datos de depósitods bancarios, que siempre tienen unos días de delay: “Sin dudas, las restricciones a las operaciones que hasta la semana pasada estaban permitidas para comprar y vender dólares despierta una alerta en un contexto ya por demás incierto. Ante esta situación, todos los planes hasta de fondeo para el financiamiento propio por parte de los accionistas de las empresas hace que sean revisados”.
A su juicio, “el drenaje de divisas para cubrir importaciones, sumado a la imposibilidad de operar en un mercado internacional cada vez más cerrado para nuestro país, y las posibilidades concretas de default, muestran un futuro seco de dólares para la Argentina, lo que produce fugas del sistema financiero, ya sea para irse al colchón o donde sea”.
Ante mayor control en la oferta, lo más lógico desde la óptica de Sasovsky es el desabastecimiento: “De lo contrario estaríamos demostrando que las leyes económicas no funcionan. Lo importante es qué se hace con eso y cómo el gobierno pretende revertir esta situación para fortalecer el sistema financiero”.