AGUSTIN SZAFRANKO
Argentina ya está en posición de cerrar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), aunque será firmado cuando el Gobierno lo crea conveniente, aseguraron desde el organismo, al resaltar que en las últimas semanas hubo "importantes" avances en el trabajo técnico en la negociación.
"Se está trabajando de manera muy constructiva y se están llevando a cabo negociaciones muy concretas que ponen al gobierno argentino en posición a cerrar un acuerdo cuando lo crea conveniente. Estamos con una plataforma de entendimiento sobre la que podemos avanzar rápidamente en la medida que se decida tener un acuerdo relativamente rápido", señaló Alejandro Werner, director del Hemisferio Occidental del FMI, en conferencia de prensa.
A pesar de estos progresos y de que la intención original del equipo económico era tener cerrado el acuerdo por estas fechas, hace ya unas semanas la idea del Gobierno cambió y postergó su horizonte para la rúbrica para después de las elecciones legislativas de octubre. ¿Las razones? Ingresos imprevistos del exterior y la preferencia del oficialismo de tener cierta libertad de acción durante la campaña electoral.
Por un lado, los ingresos extraordinarios por la suba de los precios de la soja proveen a la Argentina de divisas no previstas por el equipo económico que suman oxígeno en el frente externo y en la oferta de dólares.
Además, la distribución de nuevos derechos especiales de giro (DEGs, la 'moneda' del Fondo) le dejará a Argentina cerca de u$s 4400 millones que le permitiría saldar algunas obligaciones de pago que no podía afrontar sin un acuerdo con el FMI, como los u$s 2400 millones que deben abonarse al Club de París o los vencimientos de capital de septiembre y diciembre por casi u$s 4000 millones con el propio Fondo, aunque no esté claro que puedan destinarse a este último fin.
Por otro lado, la demora del acuerdo permitiría al Gobierno atravesar la campaña electoral sin comprometerse a adoptar medidas que aceleren las correcciones fiscales ni reformas estructurales que pueden ser impopulares en el corto plazo entre sus votantes.
Werner también se refirió a la coyuntura económica argentina, actualmente dominada por las nuevas restricciones a ciertas actividades golpeadas desde el año pasado y la aceleración inflacionaria de los últimos meses.
En cuanto a las medidas de contención del virus, el funcionario del FMI señaló que las proyecciones de crecimiento para Argentina de este año tenía incorporada la posibilidad de una segunda ola de contagios, pero no tan intensa como la actual.
"Vamos a ir analizando como estas medidas están impactando en la Argentina y otros países, claramente representan un riesgo a la baja por la recuperación económica", indicó, aunque fue cauto para dar cifras dado que en el Fondo observan que los gobiernos en general se fueron adaptando mejor en la toma de medidas sanitarias y la procura de amortiguar el impacto económico.
Las últimas proyecciones del organismo ratifican que América Latina será la región del mundo con menor dinamismo en la recuperación, luego de haber sido la que mayor caída sufrió en 2020. Este año rebotará solamente 4,6%, mientras que los emergentes treparán 5,4% y China, un 8%. "El ingreso per cápita no retornará al nivel de antes de la pandemia hasta 2024", advierten desde el Fondo, y Argentina no está exenta de esta caída.
Sobre la inflación, que en marzo habría superado el 4%, Werner manifestó que es un fenómeno que "genera preocupación" en el Fondo y destacó la predisposición de trabajar en conjunto en un plan macroeconómico que ayude a coordinar expectativas y sea conducente a una baja de la inflación.