La agenda política y económica del país se mueve por estas horas entre lo urgente y lo importante. Hasta el momento, claramente, el nuevo Gobierno se ocupó de aquellos temas que no pueden esperar. Y entre ellos se destacan la pobreza y el combate al hambre, la renegociación de la deuda púbica y la estabilización de la macroeconomía.
Los empresarios entienden lo delicado del momento y por ahora acompañaron cada pedido del Gobierno respecto de estas prioridades. Falta avanzar en la conformación del Consejo Económico-Social pero eso deberá debatirlo el Congreso y salir por ley.
Pero en este contexto, los industriales no resignan las prioridades de su agenda, aunque son conscientes que, de algún modo, hay que "manejar los tiempos".
Uno de esos temas "calientes" es la discusión del Arancel Externo Común (AEC) del Mercosur, que Brasil quiso imponer en la Cumbre de Presidentes del 5 de diciembre pasado en Brasilia, pero que finalmente no avanzó.
"Por ahora se ganó tiempo pero la preocupación continúa", aseguraron a este diario fuentes del sector industrial. Hay un cierto convencimiento de que hacia marzo Brasil volvería a poner sobre la mesa la necesidad de bajar hasta un 50% el AEC –del 12/13% al 5/6%-, un paso clave en su estrategia de liberalización económica y apertura al mundo.
La pulseada no será sencilla. El nuevo gobierno argentino se inclina por una mayor defensa de la industria nacional.
Además, en marzo Luis Lacalle Pou asumirá la presidencia en Uruguay, y aunque ese país siempre se manifestó a favor de la apertura, habrá que esperar definiciones en este sentido.
En cuanto al sector privado, tanto la Unión Industrial Argentina como la FIESP paulista y la poderosa Confederación Nacional de la Industria (CNI) de Brasil sostienen la "inconveniencia de reducir el arancel".
La diferencia, en todo caso, es quelos industriales brasileños la expresan menos en público por la tensión con el tándem Bolsonaro-Guedes.
Fuentes de la central fabril argentina consideran que cuanto inicien conversaciones con el ministerio de Desarrollo Productivo -recién esta semana salieron designaciones secretarios y subsecretarios- este tema "seguro va a estar entre las preocupaciones importantes del sector industrial".
Admiten, no obstante, que no piden una postergación del tema ad infinitum. "Toda baja debe ser parte de una negociación", indican.
En momentos en que se están negociando acuerdos con otros países y bloques, proponen que "la baja del AEC sea moneda de cambio como lo fue en el acuerdo Mercosur-UE, no regalarlo, porque el mundo está haciendo todo lo contrario".
Además, hay que tener en cuenta lo que se negoció con la Unión Europea, porque el cronograma de baja de aranceles acordados rige desde los aranceles vigentes.
"Si vos mañana bajás el AEC a la mitad, en la práctica, se acelera todo el cronograma de reducción de aranceles con la UE", indicaron las fuentes.
"Del lado argentino esta vez va a haber un poco más de resistencia a bajar el arancel", señaló una fuente del sector fabril. Y admitió: "Van a querer revisarlo, ver cómo quedaron las protecciones efectivas, qué hacen con algunos insumos difundidos, qué medidas compensatorias o reintegros se pueden tomar".
En ese sentido, se manfiestó a favor de una agenda de trabajo, pero aclaró que "no podía ser posible una baja unilateral del 50% de manera transversal, sin análisis previo".
El presidente brasileño Jair Bolsonaro y su alfil en el gobierno, el ministro de economía Paulo Guedes, buscan reducir el arancel a la mitad y que quede en torno al 5% o 6%.
Hasta fines del año pasado los otros socios del Mercosur -Argentina, Paraguay y Uruguay- acompañaban en general la idea de una baja del arancel porque "está perforado por todos los lados".
Además, hoy se aplican distintos aranceles para una misma categoría de productos, indicaron hace un mes a este cronista fuentes del gobierno anterior. Por ahora no se sabe cuál será la actitud de la nueva administración pero está clara su estrategia de cuidar cada dólar que ingrese al país y proteger a la industria nacional.