Sidersa, la siderúrgica que anunció el primer proyecto bajo el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), consiguió nuevo financiamiento para los u$s 300 millones que desembolsará en la construcción de una nueva planta. La empresa firmó un mandato con la Corporación Financiera Internacional (IFC) por un monto aproximado de u$s 50 millones.
Es el segundo funding que acuerda con un organismo de crédito bilateral. A inicios del mes pasado, anunció un convenio con BID Invest, brazo privado del grupo BID (Banco Interamericano de Desarrollo), por u$s 100 millones.
De esta manera, la empresa -una firma de capitales nacionales con 70 años de recorrido- ya tiene la mitad del proyecto cubierto, lo que, según fuentes de la compañía, da un envión extra para conseguir el resto de los fondos de bancos privados.
A comienzos de junio, ni bien se sancionó la Ley Bases, ejecutivos de Sidersa peregrinaron al Ministerio de Economía para anunciar la primera inversión bajo el marco del RIGI, el instrumento creado con la norma y con el que la Administración de Javier Milei quiere fomentar proyectos por encima de los u$s 200 millones en sectores estratégicos.
La empresa presentó un plan de inversiones por u$s 300 millones para instalar una planta siderúrgica de última generación en San Nicolás. El objetivo es producir 360.000 toneladas anuales de acero para la construcción. Apuntará a abastecer al mercado nacional y, también, exportaciones. Se calcula que tendrá un impacto en la balanza comercial de u$s 350 millones, tanto en sustitución de importaciones como en el saldo de despachos al exterior.
En aquella presentación, Sidersa destacó que es la primera vez en 50 años que se construirá una siderúrgica integrada en el país. Creará más de 300 puestos de trabajo directos y 3500 indirectos, en las actividades de recolección de chatarra y la construcción, entre otros. Eso, sin contar los 1000 empleos que insumirá durante su etapa de obra.
Semanas atrás, un día antes de su presentación en el Coloquio de IDEA, el Ministro de Economía, Luis Caputo, había vuelto a tener una nueva reunión con la empresa. La compañía está revisando los últimos detalles para, finalmente, presentar la carpeta que le permitirá aplicar al régimen.
En ese momento, estaba a la espera de que salieran todas las resoluciones. Entre ellas, una de la entonces AFIP, que estaba por salir antes de la disolución del organismo y la creación de su reemplazante, la ARCA.
"Tenemos todo listo", explicaban en en la empresa. "Ni bien sale la última resolución y se habilita la presentación, avanzamos", agregan. La semana pasada, el Gobierno dio otro gran paso adelante, con la publicación en el Boletín Oficial de la Resolución 1074/2024 de Economía, que aprobó los procedimientos para la implementación del RIGI y, así, ponerlo operativamente en marcha.
La empresa hará su presentación durante noviembre. Según el régimen, una vez inscripto el proyecto, el comité evaluador -integrado por funcionarios de Economía, entre ellos, Daniel González (Secretario Coordinador de Minería y Energía), Juan Pazos (Producción) y Pablo Quirno (Finanzas)- tiene un máximo de 45 días para su aprobación. Sidersa ambiciona con arrancar las obras con el comienzo del año.
Radicada en San Nicolás, Sidersa quiere construir una segunda planta en esa localidad bonaerense. Que el Gobierno de Axel Kicillof todavía se resista a adherir al régimen nacional no es visto como un impedimento para la inversión, confían en la empresa. "Provincia va a avanzar con su propio RIGI y eso no es inconveniente. De hecho, son beneficios adicionales para empujar la inversión", agregan, en relación al esquema de promoción que impulsa La Plata y al que sólo le falta su sanción en el Senado bonaerense. Una postura diferente a la que, por ejemplo, tuvo YPF para su planta de GNL, que exigió la adhesión al RIGI como condición para elegir Río Negro en vez de Buenos Aires.
El RIGI es la llave con la que el gobierno de Milei quiere destrabar las inversiones en la Argentina. Cconcede beneficios impositivos, arancelarios y cambiarios para proyectos superiores a los u$s 200 millones (u$s 600 millones, en algunos casos de la industria petrolera) en los siguientes sectores estratégicos: extracción de recursos naturales (petróleo, gas y minería); energía (generación, almacenamiento, transporte y distribución); infraestructura (construcción de obras para logística, transporte, servicios públicos y esparcimiento); forestoindustria (producción de productos derivados de la madera y la implantación de bosques); tecnología (biotecnología, nanotecnología, movilidad, industria aeroespacial, nuclear, robótica e inteligencia artificial); turismo (servicios de hospedaje y alojamiento); y siderurgia (procesamiento e industrialización del mineral de hierro y acero).