LARA LÓPEZ CALVO
Alberto Fernández decidió ir a lo grande o irse a casa al relanzar su Gobierno con el anuncio de que enviará al Congreso un programa económico para negociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Aunque las bases del acuerdo no se conocen, con los objetivos que se habían acordado cuando Argentina tomó el crédito, se puede anticipar que el plan tendrá estimaciones de déficit fiscal, reservas, crecimiento e inflación.
El organismo solicitará: consistencia cambiaria y monetaria, con una baja del déficit posiblemente mayor a 3,3%, limitaciones en el financiamiento monetario y corrección del tipo de cambio, ante el atraso con respecto a la inflación.
En general los planes con el FMI tienen un enfoque de balance de pagos. La razón es que cuando la economía tiene superávit gemelo, es decir fiscal y comercial, eso le permite acumular reservas y desendeudarse.
Es la manera de que los países se embarquen en un proceso de desendeudamiento -tanto interno como externo- con tasas de interés bajas que permitan la toma de crédito, y mayor control fiscal y cambiario por parte del Gobierno.
Desde hoy hasta marzo el país tiene que afrontar casi u$s 8.500 millones de vencimiento de deuda e intereses, por fuera de los u$s 2.500 millones que podrá afrontar con el remante de los DEGs que giró el FMI en septiembre.
"Contemplando que el stock de reservas disponibles es menor a los u$s 5.000 millones, ni sumando el stock más el flujo del primer trimestre alcanza para los vencimientos", aclararon desde la consultora LCG.
RESERVAS:
Con lo cual, los números del plan macroeconómico consistentes con las expectativas del FMI, se basarán en la recomposición de reservas porque es la manera en la que en un futuro se le pueda pagar al fondo.
"Los números a fijar no se alejarán mucho de los objetivos acordados cuando se tomó el crédito. Las claves que se van a fijar serán: variación de las reservas internacionales netas, agregados monetarios y resultado fiscal. A ello se le podrían llegar a adicionar algunos objetivos de inclusión social, género y diversidad", adelantó Sebastián Menescaldi, director de EcoGo.
Por ejemplo, uno de los objetivos que había solicitado el FMI y probablemente se repita en el escenario actual fue que el Presupuesto incluya: "detalles sobre supuestos macroeconómicos realistas y prudentes en los que se basa el presupuesto a mediano plazo".
DÓLAR:
"El punto más urgente es el cambiario, a este dólar oficial van a tener que seguir vendiendo reservas y hay muy pocas. El Gobierno tiene que cómo lo va a resolver si con una combinación de devaluación y más credibilidad o con desdoblamiento cambiario", señaló Andrés Borenstein, de EconViews.
CONSOLIDACIÓN FISCAL:
Aunque el Fondo no le va a decir a la Argentina cuál debe ser su resultado primario, históricamente sí limita el financiamiento monetario con la imposición de metas, por ejemplo, de agregados monetarios. Eso implica que el déficit posible será el financiable a través del mercado.
"El FMI a lo sumo permitirá alguna transferencia del BCRA que sea sustentable con un camino desinflacionario y el límite de agregados. Eso en Argentina hoy es menor al 3,3% del PIB, con lo cual es factible que nos pida un ajuste menor déficit fiscal que el que figura en el Presupuesto 2022", explicó Menescaldi.
CERRAR LA CANILLA DE EMISIÓN DE PESOS:
Anclar expectativas con un plan de estabilización que reduzca la tasa de inflación será otro de los ejes. Con una inflación que ronda el 50% interanual, difícilmente haya una baja en el corto plazo.
"Cuantos más pesos se sigan emitiendo, además del impacto inflacionario, va a ser más difícil que el BCRA pueda recomponer sus reservas", apuntó Martín Vauthier, de Anker Latinoamérica.
La asistencia monetaria del BRCA al Gobierno acumula $935.312 millones, un 58% más del monto de asistencia del mismo período del año 2020. De todas formas, como el acuerdo va a ser plurianual, es probable que se establezcan metas a mediano plazo y no sólo por un año.
RIESGOS:
"Para lograr un programa consistente es necesario bajar el déficit fiscal, jubilaciones y tarifas. Es la única manera de reducir la asistencia monetaria", apuntó el economista de Eco Go.
Algunos especialistas plantean que existe un riesgo en un abordaje parcial del problema de la macroeconomía. "El problema es encarar la corrección por el lado monetario y cambiario sin anclar expectativas de cerrar la brecha de falta de ahorro interno. Es decir, contemplar que se puede resolver la brecha cambiaria y la inflación sin corregir lo fiscal es peligroso porque ningún programa cambiario y monetario será confiable si no se empieza por construir credibilidad en el frente fiscal", profundizaron desde LCG.
Y concluyeron: "La inversa también vale, encarando sólo un ajuste fiscal no se llegará a ningún destino promisorio. La construcción de un plan creíble entonces requiere actualmente de convencer al público de que realmente las metas fiscales se pueden lograr".