En la cuarentena, la liquidez manda. Nadie quiere arriesgarse demasiado, por temor a lo que pueda llegar a suceder con la inflación y con el dólar. Cae el plazo por el miedo a quedar expuestos a una devaluación más acelerada.
Esa es la razón por la cual se acortaron en forma notable los plazos de los depósitos: mientras el 6 de marzo el 70,6% de los plazos fijos del sector privado eran por el plazo más corto, de entre 30 a 59 días, el 6 de agosto (última fecha en la web del Banco Central) ya representan el 78,2% del total.
Si se suma todos los de menos de 89 días, eran el 84,2% en marzo y hoy representan el 87,6%.
El gran acortamiento de plazos ocurrió en este segmento, de 60 a 89 días, al pasar del 13,6% al 9,4% del total. Del mismo modo, se acortaron los plazos en los depósitos de entre 90 y 179 días, al pasar del 13% del total a representar el 9,6%.
En cuarentena el corrimiento hacia el plazo más corto no es inmediato, sino que se registra por segunda mitad de abril.
Es más, de 90 a 179 días viene aumentando la participación hasta primeros días de la segunda quincena de abril. O sea que los ahorristas se jugaban a una inflación elevada, ya que dentro de este segmento se encuentran los UVA.
“En la segunda mitad de abril comienza la estrategia del BCRA para sostener la tasa de plazo fijo y eso le quita aire a los UVA, a pesar de brindar un retorno de 3,3% mensual entre mitad de abril y mitad de mayo que luego se desinflaría al 1,5% entre mitad de mayo y mitad de junio”, señala Andrés Méndez, titular de AMF Economía.
El ex director del Central, Enrique Szewach, agrega que hoy nadie quiere inmovilizar plata a 90 días como se solicita en los UVA: “Todos quieren a 30 o en cuentas a la vista para eventualmente disparar, ya que está aumentando la liquidez a corto plazo”.
Para Guillermo Barbero, de First, el problema que tiene el UVA para el inversor es que tiene un plazo a partir de los 90 días: “En momentos de gran volatilidad como los actuales, se prefieren los plazos cortos. De lo contrario, el ahorrista se puede perder otra suba de tasas, o una suba del dólar”.
“Son tasas de interés que si bien en el corto plazo pueden ganarle a la inflación (en el mes), siguen siendo muy negativas en términos reales cuando se extiende el horizonte. En tanto y en cuanto el consenso de mercado es que la inflación se acelere una vez que se supere la cuarentena, es lógico que los plazos de colocación sean bien cortos. Y que los UVA hayan pasado del 3,5% del total en marzo a 1,7% hoy”, analiza Luis Secco, titular de Perspectivas Económicas.
Gustavo Neffa, de Research for Traders, apuesta a que tarde o temprano volverá el atractivo de hacer plazos fijos UVA por la aceleración que va a haber hacia fin de año: “Quizás más para el primer semestre del año que viene, dada la liberación gradual de tarifas y el efecto retrasado de una elevadísima emisión monetaria este año”.
Mirando hacia adelante, el analista Mauro Cognetta indica que las perspectivas son de que la inflación se va a acelerar: “En algún momento debería incrementarse la demanda por los plazos fijos UVA. De hecho, hay fondos comunes que empiezan a reflotar los instrumentos ajustados por CER. De hecho, el buen rendimiento de los fondos dollar linked se explica por este motivo, con lo cual el mercado debería virar hacia este tipo de instrumentos de coberturas”.