La llegada de Joseph Biden a la Casa Blanca renueva las expectativas de aceitar una relación comercial que tiene a Estados Unidos como el tercer socio comercial de Argentina pero que, en los últimos años tuvo algunos tropiezos.
Analistas coinciden que las exportaciones pueden crecer mucho si se transita el camino de la negociación y el cumplimiento de los compromisos.
El objetivo de fortalecer las exportaciones encuentra posibilidades de expansión en la industria de alimentos y bebidas, metales (acero y aluminio), químicos y desde ya todo el capítulo de servicios. Incluso se mencionan oportunidades para las economías regionales y las pymes.
Al margen de eso, en la agenda comercial se impone rediscutir la apertura del mercado estadounidense para el biodiésel, que está literalmente congelado desde enero de 2018, cuando se impusieron aranceles imposibles de absorber por la industria local.
El biodiésel llegó a ser el principal producto de exportación a Estados Unidos, con u$s 1140 millones en 2016, hoy la cuenta da cero.
Así, el fin de la administración Trump se lleva consigo algunas estridencias en materia comercial como el recordado "lemons, lemons", en alusión al persistente reclamo de las autoridades argentinas para exportar cítricos a ese mercado, y varios dolores de cabeza sintetizados en la aplicación de aranceles a la importación de metales básicos, 25% al acero y 10% al aluminio aplicados a comienzos de 2018.
Tras gestiones del gobierno argentino finalmente quedó excluido de los aranceles a estos productos, pero el nivel de exportaciones no pudo volver al nivel anterior.
Esto sin mencionar el arancel del 72% a importaciones de biodiésel argentino unas semanas antes, lo que literalmente sacó de ese mercado a una producción local muy competitiva, ni el hecho de quedar al margen del Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) a fines de 2020, una concesión unilateral de Estados Unidos que otorga beneficios arancelarios a una lista de productos y países.
Ahora corren otros tiempos pero las cosas no cambiarán solas. Para Marcelo Elizondo, director de la consultora DNI, el mundo "está en un momento en que lo económico y comercial no está desvinculado de los estratégico-político", en una coyuntura en que los países y bloques "van hacia las confluencias integrales".
En buen criollo, quiere decir que es difícil obtener concesiones comerciales per se, en general vienen acompañados por sugerencias de posicionamiento, posturas en materia ambiental o de derechos humanos, o ventajas en cuestión de inversiones.
Para Elizondo es un hecho positivo que Estados Unidos sea el principal importador del mundo (14% del total) y es un país muy abierto, con bajos aranceles pero "muy exigente en estándares de calidad, normas alimentarias o ambientales".
Entre enero y noviembre se exportaron unos u$s 3060 millones, bastante menos que los u$s 4000/4500 millones de años anteriores, sin pandemia.
"El saldo comercial es negativo para la Argentina, pero en los últimos años ha mejorado, principalmente por la reducción de las importaciones que en 2019 cayeron 18,3% y en los primeros once meses de 2020, 32%", destaca un informe de Abeceb.
Y detalla: "En las exportaciones, los principales 10 productos explican casi el 80% de las ventas y se destacan el aceite de petróleo, el aluminio, la plata, el oro y los tubos de acero sin costura".
Ahora se abren oportunidades para la industria de alimentos, vinos, químicos y derivados del petróleo. Elizondo no descarta tampoco "retomar las conversaciones por el biodiésel".
La exportación de servicios también podría crecer, más que nada por los servicios intrafirma. Es una buena opción para venderle a un país que es el principal inversor en Argentina, con casi u$s 17.000 millones (22,7% del stock de IED en el país).
Marisa Birchner, exsecretaria de Comercio Exterior de la Nación, recuerda que "Estados Unidos es el tercer socio comercial y el primer país inversor en Argentina, por lo que la relación bilateral es de las más importantes para fortalecer".
En ese sentido, destaca que "más de 2000 empresas argentinas exportan a Estados Unidos cada año, es decir, una de cada cinco". En relación al conflicto por los aranceles al acero y el aluminio, sostuvo que Argentina logró ser una de las pocas excepciones en todo el mundo y "se aseguró mantener las condiciones para un flujo de exportaciones estratégico".
Para Miguel Ponce, especialista en comercio exterior, "hay que retomar la agenda sobre el biodiésel y recuperar mercados para el acero y el aluminio".
Además, sería ventajoso volver a las conversaciones que se habían tenido durante el gobierno de Barack Obama, con la Small Business Administration, organismo especializado en pymes en ese país.
El objetivo es la apertura de oficinas en provincias argentinas con foco en economías regionales, como Tucumán, Río Negro, Misiones, Córdoba y otras. Esto permitiría que muchas pymes argentinas puedan integrarse en cadenas globales de valor y dar así un salto de calidad.