Por Mariano Foriase, gerente de Recursos Humanos de Baufest
La universidad es el ámbito en donde se dan las primeras oportunidades de desarrollo profesional. Muchos emprendedores encontraron durante este período el terreno fértil para sembrar la semilla de un proyecto que, en muchos casos, se convertiría en una empresa. La afinidad de temas, el complemento de capacidades y habilidades, y el tiempo compartido durante el estudio, son condiciones ideales para pensar un proyecto que excede los límites académicos y formar una sociedad. También es en esta etapa, cuando la mayoría de los estudiantes consiguen su primera experiencia de trabajo y la presión por cumplir con los objetivos laborales, los lleva en muchos casos a tomar una decisión a favor de un desarrollo profesional relegando o postergando el proyecto académico.
Según el informe "Deserción, desigualdad y calidad educativa", publicado en el último estudio Econométrica, “en la Argentina menos de 14 jóvenes cada 100 en edad de graduarse son los que obtienen un título”. Menos del 10 por ciento de los alumnos que se inscriben en la universidad sale después de siete u ocho años con un título bajo el brazo. El resto, abandona los estudios o los prolonga indefinidamente. En los países desarrollados, la situación es diferente y más de 30 estudiantes cada 100 en edad para graduarse obtienen un título universitario.
Frente a este panorama, la responsabilidad de las empresas, como empleadores, es vital y crucial para reducir estos dramáticos índices de abandono. El apoyo e incentivo a los empleados que están en la universidad representa, además, una oportunidad para las compañías de detectar nuevos talentos y promover ideas innovadoras y frescas.
Conocer el importante rol que cumple la universidad y contar con políticas de recursos humanos que incentiven a terminar los estudios es clave para que los empleados que cursan la universidad se sientan motivados para completar sus carreras y obtengan un título académico. En nuestro caso particular, al ser una empresa que nació en un ámbito académico sabemos que el beneficio es muy grande. Incluso muchos de nuestros directores continúan vinculados a través de la docencia.
Escuchar las ideas, ofrecer oportunidades y herramientas para realizarlas es una gran motivación, al mismo tiempo que es una manera de aprovechar el conocimiento de nuestra gente. Gracias al aporte de uno de los nuestros empleados utilizamos herramientas de Big Data y Machine Learning para clasificar y estimar de manera más eficiente los costos relacionados a los proyectos. Estas herramientas están disponibles en el laboratorio de su universidad y su aporte nos permite ofrecer a nuestros clientes procedimientos más cercanos a las fronteras de las tecnologías.
Así como el proceso académico transforma al estudiante mediante la adquisición de saberes y experiencias, las empresas tenemos que ser conscientes que el desarrollo profesional es dinámico y activo y, como las universidades, tenemos que permitir que nuestros empleados aprendan y se desarrollen y aprovechar este proceso para incorporar nuevas ideas. El beneficio, sin lugar a dudas, será para ambos.