En porcentaje del PBI, Argentina toma ingresos públicos (es decir, estruja al sector privado) un 50% más que en Chile: acá se recauda el equivalente al 36% del producto y en Chile el 24%. En términos de pobreza (que debería ser la primera política pública), los resultados son muy dispares: en Chile llega al 8,6% de la población y en Argentina abarca al 32%.
Desde Idesa, plantean: "La centralidad en el saneamiento de las cuentas públicas la debe tener la reducción del gasto público. Como enseñan Chile y Uruguay, menos gasto público es compatible con reducción de la pobreza en la medida que se administre con eficiencia".
"Por ejemplo, para el nivel nacional y la mayoría de las provincias el sistema previsional es la principal fuente de desequilibrio fiscal. Eliminando duplicaciones de cobertura y tratamientos privilegiados es factible moderar el gasto sin agravar la situación social. Otro componente central son las erogaciones en salarios públicos. Se podría suspender nuevas contrataciones y simultáneamente mejorar la calidad de los servicios eliminando la superposición de funciones entre los tres niveles de gobierno, desburocratizando procesos administrativos y aprovechando las ventajas de las nuevas tecnologías".
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