Aunque es cauto sobre el presente (por el ruido político y la incertidumbre electoral), cuando Dujovne mirá al 2020 ve un panorama más que alentador: imagina que el repunte de las exportaciones (agro, Vaca Muerta, litio) puede generar exceso de divisas, un problema “de los buenos”.
También cree que los compromisos de deuda del 2020 son “muy livianos” y perfectamente financiables con el mercado interno (aún si no se abrieran los mercados internacionales para Argentina).
Precisamente, sobre el stock de deuda sostuvo que los compromisos internacionales representan entre el 43% y el 50% del PBI, un ratio bajo para otros países de la región pero alto para la visión del mercado sobre Argentina, un país incumplidor de sus compromisos.
Con calma y paciencia ante las preguntas, Dujovne repasó los logros del gobierno:
- Reducir el déficit público total (primario y financiero) de 8 puntos de PBI a 3,2%, con superávit primario casi garantizado para el año.
- Baja de la presión fiscal (aunque se “sienta” lo contrario) equivalente a 2,7% del PBI y con meta a mayor reducción cuando se cumpla el plan impositivo acordado con las provincias en 4 años.
Incluso mencionó como una conquista que se esté atravesando la actual crisis sin romper contratos, pagando las deudas y manteniendo un plan de obras públicas de infraestructura importante.
Sobre la inflación (además de rescatar la fuerte tendencia a la baja) estimó que estará abajo del 40% anual que estiman en el mercado y estima que el PBI dará negativo en el “punta a punta” de 2019, pero con una recuperación interanual desde el segundo semestre (ya hay mejoras en la comparación del segundo trimestre sobre el primero, remarcó).
Además, consideró que el actual tipo de cambio es muy competitivo, pero subrayó que en el gobierno “no nos enamoramos” de la actual paridad ($ 45), sino del esquema de flotación sucia que organizan entre el BCRA y Hacienda.
Aunque reconoció que el esquema de regulación de agregados monetarios del BCRA es “duro”, cree que es necesario para reordenar las expectativas inflacionarias, quizás para pasar luego a un Banco Central regido por metas de inflación.
“Intentamos que la Argentina vuelva a ser un país desarrollado y generando el entorno para que eso ocurra”, resumió el ministro.
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