Ha corrido mucha agua bajo el puente, o mejor dicho cemento entre las vigas. Una década donde el Grupo Canter pensó que era hora de darle un “refresh” a su identidad, basándose en los tres pilares de su día a día: devoción por los clientes, amor por la propia gente y profesionalización continua.
Construyendo la identidad
Como base, se definió qué elementos del “ADN Canter” sobresalían para comunicarse de manera íntegra en la globalidad del isologotipo, de manera tal de poder transmitir y representar la empresa junto con todo lo que ella conlleva en una sola forma. Así, del propio ADN se tomaron los siguientes conceptos: solidez, robustez, profesionalismo, confianza y superación permanente.
Una vez elegidos, se comenzó con el trabajo creativo, teniendo como primer paso la creación del isotipo (lo que comúnmente se asocia a la parte “gráfica” de un isologotipo) que fue sintetizándose a partir de una inspiración arquitectónica, directamente vinculado a la actividad de Grupo.
De esta manera, con cada elemento trabajado en detalle por separado -pero siempre siguiendo las premisas de diseño- se ensamblaron los componentes para dar lugar a la nueva imagen corporativa que representará a la empresa en los años que vienen.