La identidad de este estilo remite a las antiguas casas de campo inglesas, Shabby “desgastado”, Chic “distinguido”. Rachel Ashwell le dio nombre y lo expandió a través de las tiendas especializadas que ella dirige.
La clave son los tonos blancos y pasteles, en especial rosados, celestes y verde agua. Y algunas piezas que no pueden faltar: muebles antiguos de madera restaurados y con una pátina especial para envejecerlos; de hierro decapados y también con aspecto desgastado; objetos antiguos como espejos, arañas de caireles y objetos de uso diario que evocan otros tiempos.
Asimismo, los géneros definen con fuerza el estilo: telas de aspecto envejecido con las flores como principal motivo, mejor si son rosas: en cortinas, mantelería, ropa blanca, edredones y almohadones mullidos. Los volados infaltables y por favor que reparen en el piso, éste seguro de madera. Para acentuar la calidez.
Este estilo es ideal para decorar el dormitorio de una niña, pero también para la mujer que pretende un espacio romántico y delicado.
El comedor, la cocina e incluso el baño, de casas de campo, o de estilo más rústico, acogen muy bien estas líneas y le imprimen una nota muy cálida.
Ah... ¡Qué romántico!
(Por Sara Bongiovanni) Rozando con la fantasía de un cuento de hadas, la rosa es el elemento inspirador que se amalgama con una gama de tonos pasteles y blanco níveo. El equipamiento está compuesto por muebles antiguos patinados al tono, arañas de caireles y objetos de otras épocas… ¿qué es? Ni más ni menos, es el estilo Shabby Chic, una opción para dormitorios de mujercitas, pero también para otros ambientes, totalmente empapado con este carácter o sólo agregando detalles, porque puede empalagar.