“Dolce Far Niente” es un concepto italiano que significa la dulzura de no hacer nada. Y es justamente la idea que propone Carolina Rodriguez, su dueña, para invitar a relajarse, tomar una pausa y disfrutar un momento con buena compañía, teniendo ya todo preparado.
“Siempre me gustó ambientar y decorar. Dolce Far Niente tiene como propósito crear un recuerdo, como si fuese una fotografía, algo memorable. He viajado mucho, lo cual me permitió ver esta modalidad muy coqueta sobre todo en Londres o París y así fue que se me ocurrió traerla acá. El picnic es algo simple, hay una interacción íntima con el otro y es un momento único”, dijo Carolina, quien es representante legal de un colegio y, a sus 40 años, decidió abocarse a este rubro.
Dolce Far Niente es, más que un producto o servicio, una experiencia. El fuerte está en los detalles y lo personalizado, como la vajilla (delicada, combinando cerámica, cristal, canastos de mimbres), las telas son elegidas especialmente, las luces led de acuerdo al horario y la posibilidad de utilizar una cámara Fuji para que queden fotos impresas del momento, además de Carolina que activamente se encarga de sacar fotos para después entregar a los clientes.
El tiempo de la experiencia es de dos horas, incluye la decoración, un dispenser con limonada, balde de pochoclos y registro fotográfico, juego de croquet, dominó y cartas para hacerlo más entretenido. Como extra se cobra el menú a elección (salado o dulce). El catering trae infusiones, el salado incluye baguettes de mortadela con pistacho, queso y tomate, o jamón crudo, queso y rúcula; bowl de queso crema y bastoncitos de zanahoria y pepinos. La opción dulce incluye croissants rellenas de nutella y frutilla o dulce de leche y merenguitos y frascos de yoghurt con frutas de estación. Se pueden pedir opciones a gusto y presupuestar. “Las personas pueden traer su propio menú, si quieren, y yo les doy una conservadora”, comentó la dueña.
El costo es de $ 12.000 para dos, $ 1.200 por persona extra y $ 1.500 para extender una hora más. Pueden ser hasta 6 personas como máximo, ya que, según Carolina, se mantiene la tranquilidad e intimidad del momento. El lugar para realizar el picnic es a elección del cliente, puede ser en el patio de su casa o en algún parque público, por ejemplo. “Puedo trasladar el picnic a cualquier lado de Córdoba, si es en el interior, cobro un plus de $ 1.500 por los viáticos y el tiempo”, agregó.
Es una experiencia en auge, algo nuevo que actualmente no tiene competencia. Para reservar se debe hacer con dos semanas de anticipación.