Conan fue el primer Old English Mastiff (o Mastín Inglés) que tuvo Javier Milei y que consiguió clonar para que hoy lo sucedan Murray (en honor a Murray Rothbard, economista), Milton (por Friedman, el premio nobel de Economía), Robert y Lucas (precisamente por Robert Lucas, otro economista admirado por el hoy presidente electo).
En el mundo de los Mastiff, en Córdoba todos los caminos conducen a Jorge Irós (http://www.criaderodemastiffs.com/), criador de esta raza (por cierto, papá de la colega Flavia Irós).
“Escuché que Milei dijo que Conan había nacido en Córdoba, pero no salió de los que yo crío”, explica sin abundar en detalle. Es que en la zona no hay otros criadores de esta raza conocidos y apenas hay 4 ó 5 en todo el país.
Mantener una raza como los Mastiff no es tarea sencilla: son animales perezosos para su reproducción natural, por lo que es casi imprescindible la inseminación asistida. De cachorros comen entre 1 kilo y 1,5 kilos diarios y a los tres meses ya están en torno a los 30 kilos (la edad que Iros estima para Murray, Milton, Robert y Lucas).
Aunque en sus orígenes eran perros de pelea (según Irós está documentado que luchaban contra leones en el Coliseo Romano), con los siglos y a través de cruzas se fue moderando su temperamento hasta hacer hoy una raza con “muy, pero muy equilibrada, cariñosa y al mismo tiempo de protección familiar”.
“Si vos estás en la casa y entra un extraño no pasa absolutamente nada, pero si entra alguien sin que estén los dueños son animales que solo al pararse ya intimidan -desarrolla Iros que hoy tiene unos 8 ejemplares en su poder-; no ladran casi nunca, excepto en situaciones donde hay que prestarles atención.
“No son perros para cualquier familia y yo cuido mucho a quién se los vendo. Son costos de mantener, y cualquier medicamento se aplica por kilo -explica-; necesitan compañía, no son animales para dejar solos cuidando un galpón o una casa de campo, por ejemplo. Eso sí: el que tuvo un Mastiff solo piensa en tener otro, son animales realmente adorables”.
Con sus 100 o 110 kilogramos, los Mastines Ingleses (Mastiff u Old English Mastiff, todas denominaciones de la misma raza) son los ejemplares más pesados de la especie y -en envergadura, no en peso- solo superados por los Gran Danés.
“Si se paran en dos patas y las apoyan en mis hombres, me sacan una cabeza”, grafica Irós, hombre de 1,80 de estatura.
Con un grupo de fanáticos alrededor del mundo, los criadores de Mastiff intercambian muchos ejemplares y buenas prácticas para el mejoramiento de la raza, pero generalmente entre criadores del país o la región: aún de cachorros no son animales para mover en avión (por su volumen y peso).
Mucho más un hobby que un negocio, la venta de un Mastiff ronda los US$ 2.500 a US$ 3.000, aunque hay ejemplares con genética particular que pueden valer aún más.
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Dicen que cuando Disney hace una película con una raza de perro en particular, luego explota la venta y adopción de esos animales… ¿pensás que con Milei y lo mucho que habla de sus Mastiff pueda pasar algo así?
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Eso me preocupa. Hay que cuidar la raza y mantenerla a salvo de quienes solo quieren lucrar. Como te decía, yo no se los vendo a cualquiera ni le recomiendo este perro a cualquiera. Son espectaculares, pero demandan mucho inversión en su cuidado.