¡Qué mal educados que estamos!
Lo vengo notando hace rato, pero me parece que ya no tenemos límites. Hablo de la falta de respeto que los invitados tienen en los más diversos cócteles y eventos a la hora de escuchar las palabras oficiales de los oradores. Volvió a suceder hace poco en un importante evento en esta ciudad, donde el presidente de la empresa virtualmente tuvo que rogar a los gritos un poco de silencio para poder hablar antes sus propios invitados. Como organizador de algunos eventos me ha tocado padecer este creciente signo de mala educación y por eso me llamó poderosamente la atención el respeto con que nos escucharon nuestros invitados en un reciente cóctel en Montevideo. ¿Y si entre todos hacemos un esfuerzo por mejorar esta conducta? Los que ya somos respetuosos, manteniendo nuestro silencio ante el orador y pidiéndolo ante nuestros invitados cercanos. Los que no prestaban atención al tema, empezándolo a hacer... ¿les parece?