El Gobierno comenzó a dar forma a lo que será una nueva etapa del programa Precios Máximos, que en esta etapa sí podría incluir algunos retoques en los precios de algunos de los 2400 productos, aunque con algunas particularidades.
Ahora, si todo avanza tal cual lo previsto, los incrementos se darían en forma selectiva, tanto en cuanto sobre qué productos se aplicarían, como en qué porcentaje.
La idea surgió de las últimas reuniones que el ministro de Producción, Matías Kulfas, y la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, mantuvieron con diferentes integrantes de la industria hace algunas semanas. Allí, los empresarios reafirmaron la necesidad de que se actualicen los precios incluidos en Precios Máximos -vigentes desde marzo pasado-, y resaltaron las dificultades que presentaban varios de los eslabones de sus cadenas de costos y proveedores.
La respuesta de las autoridades fue clara. El Gobierno no está dispuesto a aceptar aumentos de precios "porque sí", aunque sí trabajaría con los proveedores.
La semana pasada ya se dieron algunos de los primeros encuentros en este sentido, con el objetivo de que algunos de los eslabones no tuvieran un impacto tan alto sobre los precios finales.
Según confiaron a El Cronista distintas fuentes, el mecanismo que se comenzaría a aplicar a partir de la segunda quincena de junio mostraría subas determinadas en algunos productos, en tanto que en otras se darían otras, o hasta incluso ninguna.
"Se busca hacer algo quirúrgico que impacte de diferente forma dependiendo de diferentes factores. Pero bajo ningún punto de vista se admitirán aumentos globales como los que piden las compañías", sostuvieron las fuentes.
Una vez determinado cuál es el alza que se determina, se envían los listados finales a los comercios con los precios que deben pagar a los proveedores y a los que los deben vender.
Según la experiencia de los comerciantes, si sobre un producto determinado se dispone un alza de, por ejemplo, un 3%, luego se permite ese traslado al consumidor final de forma lineal.
En tanto, las fuentes consultadas no ven como un escenario demasiado probable la posibilidad de que los incrementos vayan mucho más allá de un 5%. "Nunca fue el espíritu y mucho menos creo que sea ahora, con una situación económica muy apretada", dijo un empresario.
Si bien para las compañías esta medida tampoco sería la que más se ajusta a sus reclamos, al menos es mejor de lo que obtuvieron hace 10 días, cuando se conoció que con la extensión del programa llegaba también un congelamiento en los precios.
Previo a ese anuncio, los empresarios habían mantenido numerosas reuniones en las que dejaron en claro su necesidad de renovar las planillas de precios. Incluso, aventuraron con que se darían retoques que alcanzarían incluso un 7% respecto de los vigentes desde comienzos de marzo.
Al tema inflacionario, algunos comercios suman la cantidad de reformas que se debieron hacer para estar en línea con las necesidades sanitarias, además de pago de bonos especiales por el hecho de trabajar en medio de la pandemia.