Ya se había cantado el himno en el auditorio de la sede central del Sindicato de Mecánicos (Smata). La tropa verde, expandida afuera, como cordón de seguridad, y adentro, en pasillos y rincones del recinto, ya había vitoreado a su secretario general, Ricardo Pignanelli.
“Enfrentamos enormes fracturas disruptivas…”, decía Gabriel López, piloto de Ford Argentina y presidente de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa). Lo interrumpió el estruendo: la llegada de Alberto Fernández. Eran 10.48, más de una hora después de la convocatoria al evento.
“Este encuentro sintetiza lo que estamos proponiendo: que se junten los que invierten, los que producen y los que trabajan, para encontrar soluciones. Simplemente, eso”, celebró el Presidente.
Hacía referencia al motivo del evento. El presentado como “Acuerdo social y productivo para el sector automotor”. El Plan Estratégico 2030, en el que gremios –Smata y la Unión Obrera Metalúrgica (UOM)–, fábricas (las 12 automotrices de Adefa), proveedores (AFAC, la cámara de los autopartistas) y concesionarios (nucleados en Acara) trabajaron desde febrero.
Con la moderación del IAE, la escuela de Negocios de la Universidad Austral, desarrollaron una visión común, cuyo objetivo es promover políticas de largo plazo que apuntalen la sustentabilidad de la industria automotriz argentina. “Un plan de supervivencia”, lo definió, con crudeza, un ejecutivo de una terminal.
La propuesta es impulsar, en primer lugar, una ley marco de la industria automotriz. Entre sus ejes, figurarán la creación de un Instituto de la Movilidad, similar al que existe para la Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA), y la promoción de nuevas inversiones, “orientadas a plataformas globales con escala mínima establecida según el segmento o el producto, y sujetas a compromisos de generación de empleo y desarrollo de proveedores de autopartes”, con foco en el incremento del contenido local y de las exportaciones, tanto de piezas como del vehículo terminado.
Sin embargo, el punto más llamativo es un plan de renovación del parque automotor, mediante la creación de una ley que fomente el desguace y líneas de financiamiento blandas, con estímulo por antigüedad del vehículo.
Con este programa, cuyas líneas se adelantaron en junio, las automotrices, que hoy trabajan al 25% de su capacidad instalada, se ilusionan con un salto de producción de las 315.000 unidades de este año a 1,8 millón al cabo de una década. El mercado interno escalaría de 455.000 a 1,23 millón y las exportaciones, de 225.000 (u$s 8714 millones) a 1,4 millón (u$s 46.000 millones).
La recaudación tributaria subiría de los actuales u$s 2968 millones a u$s 10.093 millones y el empleo, de 200.000 a 464.000 puestos directos (650.000 a 1,3 millón indirectos).
Las inversiones, que sumaron u$s 5000 millones en el ciclo 2017/2020, podrían alcanzar los u$s 9000 millones, entre 2024 y 2027, más otros u$s 12.000 millones, entre 2028 y 2030.
Para Alberto, el acuerdo automotor tiene una relevancia similar a lo que, para Mauricio Macri, significaron los convenios entre empresas y gremio para dinamizar la inversión en Vaca Muerta. Pero, a diferencia de esa "adenda de competitividad" para la exploración y explotación de hidrocarburos no convencionales, el pacto para la industria automotriz, todavía, no afinó el lápiz en materia laboral.
"¿Contempla algún aggiornamiento de los convenios colectivos de trabajo?", preguntó El Cronista en la conferencia de prensa posterior al acto. "La competitividad de una compañía no pasa por el salario", respondió Mario Manrique, secretario adjunto de Smata.
"Este sindicato no es reclamativo, sino participativo. Se hicieron todas las visitas necesarias a las empresas. La competitividad no pasa por el salario", amplió. "Pareciera que el salario es la clave o la solución mágica. Obviamente, la mano de obra es parte del costo de un producto. Pero hay muchas cuestiones anteriores, que el sindicato se compromete a trabajar, como se comprometió siempre", enfatizó.
No obstante, fuentes empresarias aseguran que propondrán el tema durante las mesas de trabajo. De momento, en la conferencia, cargaron tintas sobre la presión impositiva. Mientras que, en la Argentina, un auto tiene una carga tributaria del 55%, en Brasil es del 44% y en México, del 18 por ciento.
Dudas sobre el acuerdo con la UE
“Estamos produciendo un tercio de lo que somos capaces en materia automotriz. Es el resultado de lo que se perdió en capacidad de generación de riqueza de la Argentina”, resaltó Fernández, en su discurso.
“El camino es este: ponerse de acuerdo los que producen, lo que invierten y los que trabajan. Encontrar un punto de equilibrio exacto entre lo que le sirve al negocio y lo que le sirve a la sociedad”, retomó el Presidente. “El camino es este, no otro”, insistió. “Celebro que haya salido de la iniciativa de este sector. Nos vamos a sentar a esa mesa para que el Estado ayude a que se concrete este plan ambicioso”, anticipó.
“Ustedes han dado el puntapié inicial de un nuevo contrato social argentino. Lo hicieron los que trabajan, los que producen y los que invierten. Les pido un lugarcito en esa mesa para que el Estado se presente y pueda ayudar a que esto se concrete rápidamente. La industria automotriz argentina es la nave de la industria argentina”, subrayó.
Más tarde, el Ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, prometió que se llevaba copia del plan “con el compromiso de trabajarlo durante todo el verano”.
El auditorio estaba colmado. En la previa, se los veía dialogar a los principales pilotos del sector: Cristiano Rattazzi (FCA Automobiles), Carlos Zarlenga (General Motors), Daniel Herrero (Toyota) y Pablo Di Si (Volkswagen Sudamérica). También se lo vio a Miguel Acevedo, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA).
En sillas, a los costados, desfilaban el ex gobernador sanjuanino José Luis Gioja; la vicegobernadora bonaerense, Verónica Magario; el senador Oscar Parrilli; y el embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli. Luego, se les sumó Hugo Moyano.
Del otro lado, se sentaron los ministros Ginés González García (Salud), Roberto Salvarezza (Ciencia y Técnica), el senador Jorge Taiana; el intendente de Hurlingham, Juan Zabaleta; y Augusto Costa, Ministro de Producción de la Provincia de Buenos Aires. Con Alberto Fernández, llegaron el Canciller, Felipe Solá, y el Secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz.
“Queremos autos y precios accesibles para todos”, aseguró el Presidente. Una de las varias definiciones que dio en su entusiasta participación:
- “Proponemos una Argentina en la que todos nos pongamos de acuerdo para trabajar juntos. Que sacar adelante el país entre todos no es el resultado de uno solo, sino de una sociedad. Todos tienen que hacer un aporte. Todos tienen que ceder algo y, al final, todos ganarán”.
- “Cuando uno gana y otros pierden, no es una sociedad: es un abuso. Una sociedad es un lugar donde todos ganan”.
- “Este es nuestro contrato social. El futuro que propongo es ayudar al otro, al que está caído. Sacarlo de ese pozo de la pobreza al que cayó. Que haya cuatro de 10 argentinos ahí no nos puede dejar dormir en paz. Fueron las distintas políticas las que produjeron eso. Tenemos que hacer lo que decía Alfonsín: recuperar la ética de la solidaridad. Darle la mano al que está caído y ayudarlo a levantarse”.
- “La Argentina tiene que valorar al que invierte, al que trabaja. Al que cree en el desarrollo económico, en desmedro de la especulación. De quienes creen que la riqueza se hace desde pantallas y despachos, y está pendiente de las acciones o del valor de las divisas”.
- “La riqueza se genera con empresarios que invierten y generan trabajo. Que venden y amplían mercados”.
- “Vamos a hacer del Mercosur lo que es: nuestro espacio común para enfrentar la globalización. Pero, si la globalización implica aceptar políticas malas para nuestra industria, esa es una mala decisión. Vamos a abrir los mercados todo lo que sea para que nuestra industria sea más fuerte, no para que se caiga”.
- “Si el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur afecta a la industria nacional, estamos frente a un acuerdo en contra de la Argentina. No esperen que yo haga un acuerdo en contra de la Argentina”.
- “Esta idea de que abrimos las puertas, las importaciones, y, así, somos parte del mundo, es una terrible estupidez. De este modo, estamos en contra de la industria nacional. ¡No esperen que yo haga eso! ¡No lo voy a hacer! ¡No lo hice con Néstor, no lo hice con Cristina, tampoco esperen que lo haga ahora!”.
- “La Argentina era un colectivo al que todos veían que marchaba aceleradamente hacia el precipicio. El 27 de octubre, cambió el chofer. El chofer nuevo ahora frenó y está empezando a girar. ¡Al precipicio no vamos a caer! Estamos de nuevo en el camino correcto. ¡Hemos vuelto a tomar el camino del crecimiento, del desarrollo!”