Brasil irá a las urnas el próximo domingo con la misión de elegir presidente para los próximos cuatro años, o al menos a los dos que competirán en el ballottage el 27 de octubre.
Jair Bolsonaro, el ultraderechista ex militar, parte como favorito para ganar la elección con una intención de voto del 35% y el petista Fernando Haddad, llega -sin no hay sorpresas- como el seguro retador en segunda vuelta, a 13 puntos, según Datafolha.
Muy detrás quedaron los demás contendientes que hasta hace sólo un mes disputaban la posibilidad concreta de llegar con chances de ganar la elección. Las encuestas le daban a Ciro Gomes una intención de voto del orden del 15% en primer turno, pero una segura victoria en el segundo. Pero la polarización registrada desde la confirmación del candidato del PT diluyó sus posibilidades. Algo similar sucedió con Marina Silva.
Geraldo Alckmin, en tanto, aspiraba a ocupar el lugar de favorito para la centroderecha, pero también sufrió el fenómeno de decantación por "el mal menor", en este caso por el favorito Bolsonaro.
La activista iraquí de derechos humanos Nadia Murad y el ginecólogo congoleño Denis Mukwege fueron galardonados por la fundación sueca por su contribución crucial para centrar la atención y combatir estos crímenes de guerra.
Fue la campaña más atípica de la que se tenga memoria. Y no sólo por la ausencia de candidatos con verdadero apoyo entre la población. Sino por motivos más llamativos aún.
En primer lugar, tuvo un hecho trascendental. Quien tenía mayores chances de triunfar no pudo presentarse. La justicia veto la postulación de Lula Da Silva por haber sido condenado a 12 años de prisión a pesar de que las mediciones le daban hasta un 40% de intención de voto y de que su partido hizo todo lo posible para que lo autorizaran a participar.
Así las cosas, el PT debió reemplazarlo por el ex alcalde de San Pablo, un perfecto desconocido para la gran mayoría de los brasileños y por eso mismo, buscaron pegar su imagen a la de Lula.
Sin embargo, otra vez la justicia actuó. Primero impidiendo que figure la imagen de Lula en la cartelería de campaña, y luego censurando cualquier intento de la prensa por tener la palabra del expresidente argumentando que interferiría en la campaña.
De todas formas, el líder del PT fue quien desde la cárcel decidió quién sería su sucesor, como a su compañera de fórmula, la comunista Manuela D´Avila y es quien comanda la campaña desde la cárcel.
El segundo elemento fuera de libreto es Jair Bolsonaro, el candidato menos pensado. De posiciones extremas, no se privó en toda la campaña de hacer declaraciones sin filtro contra las mujeres, los homosexuales, los negros, los pueblos indígenas y los "izquierdistas". Tampoco ocultó su admiración por la dictadura militar que gobernó Brasil gasta 1985 y su posición a favor del uso de armas entre los civiles.
Así y todo logró posicionarse como un "outsider" que llega a la política brasileña para sanar las heridas de la corrupción que dejaron los gobierno del PT, principal blanco del candidato y principal argumento de sus votantes.
El atentado que sufrió en un acto proselitista sumó un condimento más. Ahora como víctima de la política tradicional que sus seguidores detestan.
Finalmente, el proceso electoral muestra algo más. La debacle de los partidos más fuertes desde la llegada de la democracia. Las opciones de centroderecha MDB y PSDB, que pelearon entre sí, y con el PT, la conducción del país, harán -según encuestas- la peor elección de su historia.
Para las gobernaciones de los Estados y las bancas de Diputados y Senadores, en cambio, las cosas no son tan así. En el populoso estado de San Pablo, por ejemplo, lideran las encuestas, por el PSDB, el alcalde de la ciudad de San Pablo, Joao Doria y por el MDB, Paulo Skaf, el presidente de la poderosa FIESP (Federación de Industrias de San Pablo).
En Río de Janeiro también hubo complicaciones. Uno de los candidatos favoritos, el izquiedista Anthony Garotinho, fue vetado por la justicia a sólo dos semanas de la elección.
Así quienes quedan en competencia son Eduardo Paes, del partido de centroderecha DEM y el famoso ex futbolista Romario de Souza, por la formación de centro Podemos.