El negocio de la cerveza artesanal vivió años de bonanza, impulsado por una demanda sedienta de opciones sofisticadas que generó un crecimiento anual a tasas superiores al 40%. Pero el festival terminó y los productores reconocen que esté será el primer año en el que la industria no crecerá si no que quedará “planchada”. La devaluación y la recesión afectaron el precio de los insumos y el consumo. Acusaciones de dumping y cierres de fábricas, son solo algunas de las consecuencias de una situación que, vaticinan, podría no resolverse en 2019.
Para Lucas Lico, presidente de la Cámara de Cerveceros Artesanales, el año puede dividirse en dos: antes y después de abril. “A comienzos de año había caído el consumo pero seguíamos creciendo pero a partir de abril tuvimos un cambio muy brusco. No solo dejamos de crecer sino que nos estancamos”, describió, en diálogo con El Cronista.
Tres de las cuatro materias primas principales – malta, lúpulo y levadura- tienen precios atados directamente al dólar, por lo que su valor acompañó la volatilidad cambiaria. “Aunque utilicemos cebada nacional, se toma como un commodity”, apunta. Y agrega: “Muchas cervecerías pequeñas tuvieron que cerrar, más que nada aquellas que no estaban establecidas en el mercado. Varias medianas, están muy comprometidas”.
El enfriamiento del consumo volvió menos atractivo para los productores trasladar ese aumento a los precios, aunque esto derivó en algunas prácticas que no cayeron bien entre los jugadores del sector. “He visto cerveceros vender a $ 25 el litro. Eso se llama manotazo de ahogado”, dijo Aníbal Loggia, titular de la Cámara de Productores de Cerveza Artesanal.
“Hoy no es negocio producir, pero este mercado va a volver a crecer y fuerte”, asegura Martín Boan. Entre sus emprendimientos figuran un bar, una escuela de sommeliers, una fábrica y una proveedora de insumos para microbrewers. “Tenemos que empezar a preparar el contexto para dentro de un año y medio”, afirma. Del lado de los proveedores también se encuentra Carlos Spina, socio gerente de Minicervecería, que reveló otra práctica dentro del sector ante la devaluación: “Algunos colegas no vendían si los productores no les pagaban en dólares”.
Además, Spina hace hincapié en que la complicada situación del sector quedó cristalizada en las góndolas con el precio de la cerveza industrial. “Las industriales están vendiendo casi un 30% por encima de las artesanales cuando siempre fue al revés”, asevera. Hoy calculan que el litro de artesanal cuesta $ 50, mientras que en los supermercados algunas industriales superan los $ 90.
Desde Antares destacan que el motor del volumen de su negocio pasó a ser la apertura de nuevas franquicias. “Hay hipercompetencia en el sector, pero todavía existen terrenos vírgenes”, analiza el cofundador Pablo Rodríguez. En tanto, Pablo Fazio, de Otro Mundo, no se muestra optimista con respecto al panorama para 2019: “Esto podría extenderse hasta que haya señales claras del rumbo económico y político del país para 2020 en adelante”.