"Me la voy a jugar firmemente por reencontrarnos como país, por lograr los acuerdos que necesitamos para avanzar de una manera más justa", afirmó Gabriel Boric, el candidato de Apruebo Dignidad, antes del ballottage presidencial.
Y cuando los resultados lo dieron ganador, y el mandatario en funciones Sebastián Piñera lo felicitó, Boric se comprometió a dar "lo mejor" de sí mismo ante el "tremendo desafío" de liderar el país.
Boric logró una holgada victoria de 55,87% de los votos frente al ultraderechista José Antonio Kast (44,13%), que había liderado la primera vuelta. En el período hacia el ballottage, ambos candidatos hicieron cambios significativos en sus propuestas de campaña, en parte puliendo posturas extremas.
En este lapso, las fuerzas políticas del centro a la izquierda se alinearon con Boric, que apuntó a conquistar a los indecisos votantes del centro, en unos comicios altamente polarizados.
A sus 35 años, el egresado de la carrera de Derecho de la Universidad de Chile se convirtió en el más joven presidente electo del mayor productor mundial de cobre en dos siglos.
Para la campaña, dejó atrás su look bohemio de barba profusa y cabello desparejo que lo identificaron desde su época de presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile , así como la retórica de muerte al neoliberalismo en Chile cuando ganó las primarias de su coalición de izquierda.
Y aunque tiene cierta resistencia de sectores más conservadores debido a su alianza con el Partido Comunista, pese a que Boric dijo que es "uno más" de su coalición.
En su momento, fue duramente criticado por sus aliados por integrar y suscribir el "Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución", adoptado en noviembre de 2019 tras el estallido y que dio paso al proceso de reescritura de la Constitución, actualmente en proceso.
Oriundo de Punta Arenas, en el extremo sur de Chile, fue uno de los líderes de las protestas estudiantiles que estallaron en 2011 durante el primer gobierno de Sebastián Piñera en demanda de mejoras en la calidad en la educación y el avance a la gratuidad.
Sus adherentes son en buena parte jóvenes que quieren cambiar el sistema económico neoliberal heredado de la dictadura de Augusto Pinochet, que llevó al país a ser modelo de desarrollo frente a sus empobrecidos vecinos en América Latina pero que también generó profundas desigualdades sociales.
Pero el camino no será fácil considerando que el Congreso estará muy dividido, lo que requeriría grandes acuerdos para aprobar reformas importantes.
"La posibilidad de dialogar con quien piensa distinto no es un patrimonio exclusivo de ningún sector político", dijo a mediados de año.