La propuesta de fusión que FCA Automobiles (Fiat y Chrysler) le hizo a Renault desató tempranas especulaciones en todos los países donde ambas tienen fábricas, a pesar de que el proceso de la operación llevará, como mínimo, un año. La Argentina es uno de esos mercados. Las dos tienen sus plantas en Córdoba, distantes a 15 kilómetros una (la de FCA, en Ferreyra) de la otra (la de Renault, en Santa Isabel). Ambas atraviesan situaciones similares, en un mercado en el que las ventas se desploman desde hace 11 meses, a un ritmo del 50% anual.
Según informaron las empresas de forma global, “no se cerrarán plantas como resultado de la combinación”. Pero, a la vez, afirman que la firma conjunta, en la que cada una tendrá un 50% de participación, crearía al tercer jugador a nivel mundial en materia de fabricación de vehículos y que el objetivo de la fusión es ganar eficiencia y reducir costos.
Sin embargo, en Córdoba, “reducir costos” son palabras que generan preocupaciónpor la actual situación del sector.
La planta de FCA está afectada con un plan de suspensiones que no solo se debe al desplome en la demanda doméstica, sino, principalmente, a la caída de sus exportaciones Brasil. De hecho, su proyecto más reciente, los u$s 500 millones invertidos desde 2016 en el mediano Cronos, se concibió para abastecer, principalmente, a ese mercado, que justificaba el 80% de su producción.
El año pasado, se proyectaban 85.000 unidades. Fueron 53.000. Desde enero, la italiana implementa suspensiones en su fábrica de Ferreyra. En mayo, no hubo actividad durante la mitad de los días hábiles. Se analizaba un ligero incremento de actividad para junio. La proyección, a hoy, ronda las 50.000 unidades hacia fin de año. Hace un par de meses, además, FCA dejó de producir cajas de cambio en Córdoba.
En tal sentido, fueron sugerentes algunos gestos vistos la semana pasada, durante la gala por los 100 años de Fiat. El piloto local del grupo, Cristiano Rattazzi, recordó que la automotriz turinesa inició su internacionalización con la Argentina, por una decisión de su fundador, Giovanni Agnelli. “Mi bisabuelo”, recordó. Y que un personaje clave para mantener la operación en el país fue Gianni Agnelli, “un extraordinario tío para mí”. Pareció más un mensaje de decodificación interna. Sobre todo, cuando los “súperjefes” (sic) de FCA -John Elkann, hijo de su prima, y el estadounidense Mike Manley- se preparaban para, al día siguiente, anunciar inversiones por u$s 2150 millones para producir una nueva generación de motores en Brasil.
Renault también sufre la crisis. Tuvo hasta 1500 operarios suspendidos. Desde la compañía, explicaban que la medida se tomó para “adaptar el volumen de producción a la demanda actual del mercado”, una situación que todavía no mejoró.
Santa Isabel produce los modelos Logan, Sandero y Sandero Stepway, tras una inversión de u$s 100 millones, decidida en 2015 para sustituir importaciones de Brasil. Y, en 2016, asignó la nueva Kangoo, de otros u$s 100 millones, lanzada a inicios del año pasado. Para 2019, proyectaba fabricar 47.000 unidades.
En 2015, Nissan, Renault y Mercedes-Benz anunciaron u$s 600 millones para hacer 70.000 pick-ups anuales de las tres marcas. Sólo Nissan presentó la suya. Hará 15.000 este año. Mercedes-Benz suspendió la fabricación de su Clase X en el país. Es una incógnita qué ocurrirá con la Alaskan, de Renault. Debió haber entrado en producción en marzo.
Por lo pronto, la propuesta de FCA, según su comunicación oficial, “sigue las discusiones operativas iniciales entre las dos compañías para identificar los productos y las zonas geográficas en los que podrían colaborar, particularmente, a medida que desarrollan y comercializan nuevas tecnologías. Las discusiones dejaron en claro que una colaboración más amplia a través de una fusión mejoraría sustancialmente la eficiencia de capital y la velocidad del desarrollo de los productos. El planteo se ve reforzado por la necesidad de tomar decisiones audaces para aprovechar las oportunidades creadas por la transformación de la industria automotriz en áreas como la conectividad, la electrificación y la conducción autónoma”.
De combinar sus negocios, será la automotriz más importante de America latina, segunda en el bloque Europa, Medio Oriente y África, y cuarta en los Estados Unidos.