El presidente del Banco Nación dijo que el dólar pone nerviosos a los argentinos y que la paz cambiaria se traduce incluso en las encuestas políticas a favor del presidente Mauricio Macri. Por este motivo, se mostró de acuerdo con la escasa velocidad con que el Banco Central (BCRA) baja las tasas, lo que evita que se produzca una corrida del dólar.
-¿El BCRA podría bajar más rápidamente las tasas?
-Equivocarse por bajar la tasa demasiado rápido es muchísimo más grave que equivocarse por bajarla lentamente. Bajarla muy rápido detonaría una corrida cambiaria. Y esto es un problema enorme que tenemos que evitar. Tenemos que consolidar la tranquilidad cambiaria. Esto hasta se traduce en las encuestas políticas. Tres meses durante los cuales el dólar no es noticia, y más allá de los datos de la recesión y el resto de los problemas económicos, la imagen positiva del presidente Mauricio Macri aumentó 4 puntos. Esta claro que el dólar nos pone nerviosos a los argentinos. Tenemos que lograr que no sea noticia y que esté fluctuando en la parte inferior de la banda. Esto es bueno frente a una banda que va creciendo a un ritmo parecido al de la inflación, y por lo tanto, no se puede hablar de atraso cambiario. Yo creo que el BCRA está haciendo las cosas muy bien.
-¿Se podría haber evitado la crisis 2018?
-No. En un contexto donde se perdieron u$s 9000 millones por la sequía y se cortó el financiamiento interno no había forma de evitar eso. Los mercados lo vieron en seguida; quizá los analistas y los que estamos en el Gobierno tardamos unas semanas más en aceptar la realidad. Pero estaba claro que la sequía y la política de la Reserva Federal, que significó que bajara al 10% el flujo a todos los mercados emergentes, eran dos cosas que juntas ponían en Argentina la duda de cómo se iba a financiar el déficit fiscal, cómo se iban a refinanciar los vencimientos y el problema de la cuenta corriente agravado por la combinación de Lebac. Esta situación en enero de 2018 era muy complicada. La única salida era pedir ayuda al FMI, generar una fuerte devaluación para recomponer los flujos de la cuenta corriente y del turismo, y generar una política de ajuste fiscal, para cerrar el grifo fiscal que estaba en 5% (primario), terminó en 2,7% y este año va a terminar en 0%.
-En este marco, ¿la suba de tarifas no fue excesiva?
-Las tarifas se aumentaron a los efectos de bajar los subsidios. Esto es volver a una realidad que si bien en los diarios capitalinos se habla de ellos en términos críticos, en Córdoba ya pagan estas tarifas de transporte, y en Tucumán también. Es un ajuste a los porteños fundamentalmente.
-¿Cómo impacta en las economías regionales la renovada presión fiscal?
-No se puede hacer una afirmación tan general sobre la presión fiscal, porque este Gobierno desgravó a las pymes, bajo las contribuciones patronales. La presión fiscal no sólo son los $4 de retenciones que se fijaron recientemente. Eso es una mentira porque se les dio $ 20 por la devaluación y se les quitaron $ 4 por los derechos de exportación. Yo no comparto el análisis de la presión fiscal. No creo que las economías regionales tengan mayor presión fiscal. Lo que sí es cierto es que desde 12 años el país tiene una enorme presión fiscal porque el kirchnerismo aumento el gasto público y lo llevó de 17% a 36% del PBI. Se necesita recaudación fiscal, pero no se puede decir livianamente que este Gobierno aumentó la presión fiscal.
-¿Y la recesión?
-Esperamos que la actividad empiece a recuperarse en este segundo trimestre como consecuencia de la cosecha fina, que es 19,6 millones de toneladas, superior al récord de 2018. La gruesa se espera que sea buena. Las inundaciones están afectando a la ganadería, que ya viene sufriendo el efecto de las altas tasas de interés en una inversión que necesita cuatro años para madurar.
-¿Qué puede pasar si el dólar perfora el piso de la banda?
-No está perforando, está tocando, Y el BCRA está cumpliendo su propia imposición de comprar $ 50 millones diarios. Estarían revisándolo para llevarla a $ 100 millones, lo que llevaría a una expansión monetaria un poco mayor y permitiría una caída más rápida de la tasa de interés. El dólar está a centavos de la banda. No hay un carry trade, una especulación masiva. Son cifras muy moderadas. Y el hecho de que el BCRA intervenga poco demuestra que son operaciones entre privados, y esto me deja muy tranquilo.
-La Anses está absorbiendo deuda, ¿el Banco Nación también?
- Nosotros invertimos liquidez en Leliq pero no estamos financiando al Tesoro. Letes hemos comprado una cantidad muy baja hace algunos meses, pero hace mucho que no compramos Letes. Respecto del límite de financiamiento al sector público que se llama Comunicación 77, estamos mucho más cómodos que el año pasado.
-¿El sistema financiero es chico porque financia al Tesoro?
-Hace 40 años que pasa esto; es por la inflación. Es la contrapartida de los u$s 250.000 millones de ahorros que los argentinos tienen en el exterior. Los bancos aunque invierten algo en títulos públicos no tienen una cifra importante. El sistema financiero argentino es muy chico, 5 veces menor que el chileno y 3 veces inferior al brasileño. La razón de esto es la misma por la que los argentinos tenemos nuestros ahorros en el exterior: 70 años de inflación. La inflación empezó en 1948 y nunca se solucionó de fondo. Siempre se logro frenar retrasando el tipo de cambio o con endeudamiento externo, pero no controlando las verdaderas bases: una puja en la distribución del ingreso, entre empresarios y sector social, por ejemplo, que provoca el déficit fiscal; que se convalida monetariamente, a veces más, a veces menos; y que se compensa a veces con endeudamiento o con comernos las reservas.