La economía de la Argentina, ligada primordialmente, a la agroindustria hace agua en los momentos que golpean factores externos como la última sequía que secó de divisas al Banco Central (BCRA) y, en consecuencia, consolidó un "extremo control de las importaciones".
Además de los condicionantes del contexto internacional, "el panorama local enfrenta desafíos que continúan condicionando el desempeño macroeconómico en 2023", planteó el último panorama de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA) donde se analizó la actualidad y las expectativas para el año electoral.
"Las empresas operan en una economía con menor disponibilidad de divisas, restricciones a las importaciones, inflación elevada y menor nivel de actividad que en los dos años previos", precisó el documento y señaló que las reservas internacionales netas actuales son menores a lo que demandan las importaciones cada mes, en torno a u$s 4.500 millones.
El informe refleja un achicamiento en el volumen general del comercio, a partir de la caída del agro, y desde ahí se explica el impacto que generará la menor disponibilidad de divisas en los distintos actores de la economía que demandan piezas, partes e insumo para su producción final.
En ese sentido, en base a los datos del relevamiento de expectativas de mercado BCRA, describe que las exportaciones de bienes caerán en torno al 9,4% interanual, de 88,4 millones de dólares a 80,1 millones de dólares mientras que las importaciones se reducirán 7,9% al descender de 81,5 millones de dólares a 75 mil millones este 2023.
"Aun teniendo superávit comercial, como ha pasado en los últimos años, no es suficiente para abastecer las necesidades de importación, pago de servicios en el exterior, remesas de dividendos y demás actividades financieras junto con la demanda de atesoramiento", destaca.
Por el efecto de la sequía y por la menor disponibilidad de dólares que complicaría de forma adicional la provisión de bienes importados que en gran parte se requieren para productos exportación, desde CIRA advierten una caída de la actividad económica de entre 2,5 y 3%.
En ese sentido, el estudio define que "el Gobierno deberá elegir entre lo malo o lo peor": entre cumplir con las metas de ajuste fiscal que rigen con el Fondo Monetario Internacional (FMI) o impulsar la demanda con un mayor gasto público. "Lo primero, agregaría un factor adicional de contracción, aunque lo segundo distorsionaría aún más las variables económicas con final incierto", alertó el documento.
No son los dólares
"Se da la paradoja que el mundo demanda lo que abunda en la Argentina, pero los desórdenes macroeconómicos y la crisis política impiden el cambio de la agenda de lo urgente a lo importante", describe el documento y asegura que "Argentina no tiene un problema de generación de dólares".
En ese sentido los analistas de la entidad apuntan a las políticas e "incertidumbre constante" que "los expulsan" y aseguran que el efecto de la sequía afectará el saldo comercial pese a la reducción del monto de las importaciones de energía.
El análisis explica que "la restricción al acceso a las divisas (cepo importador) es recesiva e impacta por el lado de la oferta", por la gran participación de las compras externas en los procesos productivos".
"Las restricciones a las importaciones resultaron en el actual esquema la válvula que se abre o se cierra dependiendo de los dólares disponibles", cuestionó el relevamiento de CIRA.
Reacción en cadena
El proceso de control de importaciones que inició hace 10 meses con la ampliación de plazos para giro de divisas, se profundizó con el lanzamiento del Sistema SIRA en octubre de 2022, y comenzó a encender alarmas en el sector industrial que demanda más del 80% del volumen total de compras del exterior.
Por el momento no se registró el cierre de fábricas por falta de insumos, pero sí, desde inicio del año, la entidad que reúne a los importadores de todo el país detecta demoras en la producción y paradas de líneas.
"Desde el inicio del año, vemos mayor ineficiencia", explicó Fernando Furci, gerente de CIRA a El Cronista y destacó que "parte de la rentabilidad en la producción tiene que ver con la eficiencia en los costos y los tiempos logísticos".
Una buena
Por último, como alternativa a la escasez de divisas, desde CIRA valoraron "medidas que podrían mejorar el panorama comercial", con la gestión de Inacio Lula Da Silva, como el anuncio de financiamiento para importaciones argentinas por un monto de u$s 5000 millones y el uso de las monedas locales en el comercio bilateral que "despejen parcialmente la necesidad de divisas".
Además, destacaron buenas perspectivas de un aumento de las exportaciones de autos al mercado regional. Sin embargo, reflejaron que "el alivio a la demanda de dólares sería insuficiente".