En privado, en su despacho del Instituto Patria, Cristina Fernández de Kirchner continúa repitiendo a sus variados interlocutores lo que ya expresó en público en diciembre de 2017, después de haber perdido las legislativas ante Esteban Bullrich."Voy a hacer todo lo que esté mi alcance para que el 10 de diciembre de 2019 otro argentino esté en la Casa Rosada para conducir los destinos del pueblo". Esto dijo en un acto en Avellaneda.
Más allá de las especulaciones que despertó su sorpresivo viaje a Cuba para ir a ver a su hija Florencia, aprovechado por quienes prefieren que no sea candidata este año, al plantear la idea de "salida elegante" de la disyuntiva electoral que su figura plantea para la unidad peronista, lo cierto es que por primera vez la posibilidad fue esgrimida desde el propio cristinismo. Es su "hacer todo lo que esté a mi alcance" lo que alimenta el misterio.
"No se puede bajar de algo a lo que nunca se subió", es el mantra K. Pero fue primero Eduardo Valdés, operador suyo en el PJ, el que admitió que "en estas condiciones" no debería postularse. Y ayer fue el intendente de San Antonio de Areco, Francisco "Paco" Durañona, en CNN radio: "Creo que no va a ser candidata".
Cristinista hasta la médula, al punto de levantar polémica la semana pasada por pedir jueces de la Corte "militantes", Durañona fue uno de los que acertó que en 2017 ella estaría en una boleta. "Es mi sensación, si vislumbra que hay una alternativa de unidad ganadora, se aparta", completó a este diario el también precandidato a gobernador bonaerense.
¿Sin contar sus peripecias judiciales, por qué razones políticas Cristina Kirchner no sería candidata?
La primera que esgrime cierto sector peronista es que La Grieta le conviene más a la candidatura de Mauricio Macri. Es un revival de la estrategia de Jaime Durán Barba, de una polarización que ya se aplicó en campañas desde antes del "Braden o Perón". "Sería hacerle el juego al Gobierno", aducen los defensores de este argumento, poniendo el acento en que la ex Presidenta, si bien coinciden que hoy es la única opositora que garantiza en las encuestas llegar a un ballottage con Macri, no ganaría en la segunda vuelta.
La contraofensiva K será instalar que CFK puede evitar una reelección en las generales de octubre.
La segunda razón es esgrimida, por lo general, por quienes no le tienen estima: califican su postulación de "obstáculo" para la pretendida unidad del panperonismo. Sostienen que a falta de antecedentes, es difícil imaginarla compitiendo en una mega-PASO opositora. "Ellos no querrán venir a la primaria por miedo de perder", chicanean en el Patria. Lo cierto es que la versión electoral con sus "delegados" (de Felipe Solá a Agustín Rossi, o Daniel Scioli) entusiasma más a cierto sector de Alternativa Federal, si bien Roberto Lavagna avisó que no quiere competir.
La tercera es la versión rosa de la anterior: Cristina Kirchner daría un paso al costado porque entiende que un aglutinador frente opositor no requiere de su presencia, sí de su tropa. Es avalada por quienes, como Durañona, intuyen que preferiría evitar el desgaste de un tercer mandato presidencial. En teoría, en 2017, sentía lo mismo hasta que sucumbió al Operativo Clamor de los intendentes bonaerenses.
Por supuesto, desde cerca de la senadora de Unidad Ciudadana retrucan con las razones por las que debería ser candidata en las presidenciales. "Tiene la experiencia en manejo de crisis", es el principal activo que destacan.
Como es tradición del marketing K, el misterio antes del cierre de listas (ahora serán el 22 de junio), como parte de las negociaciones, en el cristinismo prefieren no dar nombres, ni siquiera el de su jefa. En sintonía con el último acto de Máximo Kirchner, luego de que el Congreso del PJ abriera la puerta al massismo y a gobernadores en la vereda de enfrente, en los próximos días instalarán el debate de un eventual plan de gobierno, con énfasis en la economía, sin importar quién lo lidere. "Tenemos que ponernos de acuerdo en 10 puntos de cómo salir de lo que nos va a dejar el macrismo".