En un contexto complejo para las compañías aéreas, la empresa chileno-brasileña Latam Airlines decidió transferir parte de su operación comercial argentina a Santiago de Chile, para centralizar dichas funciones en su casa matriz.
En los últimos días, la aerolínea ofreció a 26 de los empleados que trabajaban en el área comercial, especialmente a los que cumplían tareas en marketing, su traslado a la capital chilena o, en caso de no aceptar esa opción, el retiro voluntario.
Según la compañía, la decisión no responde al difícil momento que viven las aéreas a nivel local, tras el abrupto salto del dólar, que significó un fuerte alza en sus costos, mientras sus ingresos se reducen, tanto en cabotaje (por la mayor oferta con la llegada de más aéreas), como en vuelos internacionales (en virtud de rebaja de tarifas en dólares ante la fuerte caída en los viajes al exterior, por la devaluación).
Al ser consultados por El Cronista, desde Latam argumentaron que se trata de una decisión vinculada a la reestructuración del la compañía posterior a la fusión entre la chilena LAN y la brasileña TAM, ocurrida en 2012. "Latam Airlines informa que, como parte del proceso de reordenamiento de su área de gestión comercial, algunas tareas que hasta el momento eran desarrolladas de manera local serán centralizadas por casa matriz a partir del 30 de junio próximo, con el objetivo de unificar la forma de gestionar los puntos de venta en el grupo y buscando una mirada transversal, alineada a la estrategia global de la compañía", explicaron desde la empresa, que cuenta con 2400 empleados en el país.
"En la Argentina, todas las personas alcanzadas por esta reestructuración han recibido propuestas de continuidad laboral por parte de la compañía en Santiago de Chile", agregaron. Desde la empresa informaron además que algunos empleados aceptaron el traslado y otros lo analizan. En caso de no querer instalarse en el país vecino, la empresa les ofrece un retiro voluntario.
Pero, más allá de la aclaración de Latam, en el sector comentan que, como el resto de las aéreas que operan en el país, con esta decisión también apunta a reducir costos, que en el último año crecieron a altas tasas, en función de la fuerte devaluación del peso argentino y el elevado peso de los costos en dólares en las aéreas.
Para ganar eficiencia, Latam cerró en los últimos meses algunas rutas de menor rentabilidad. Entre las internacionales, ante la caída de la demanda de argentinos, dejó de volar en marzo de Tucumán a Santiago de Chile y San Pablo; desde julio no operará entre Rosario y San Pablo.
En cabotaje, ya no vuela de Aeroparque a Bahía Blanca ni a San Juan para "garantizar la sustentabilidad de Latam en el mercado doméstico local"; "obedeció estrictamente al desbalance entre costos operativos e ingresos generados", explicaron días atrás, ante una consulta de este diario.
Pero el caso de Latam es uno más del mercado aéreo local que, si bien vive una "revolución" -en términos del ministro de Transporte, Guillermo Dietrich- en número de vuelos y pasajeros con la llegada de nuevas empresas, fue muy golpeado por el salto del dólar y la caída de la demanda de viajes al exterior y de las tarifas.
De hecho, como publicó este diario días atrás, las aéreas tradicionales están reduciendo frecuencias y rutas para enfocarse en las más rentables; en tanto, las nuevas empresas ven su break even (punto de equilibrio) más lejos, tras la inversión inicial de operación. En el mercado aéreo local, los números de casi todas las compañías están en rojo y no ven una mejora en el corto plazo.
Andes canceló y suspendió rutas; en octubre había reducido su estructura un 30%, devolvió 5 aviones en leasing para quedarse sólo con los 5 propios y redujo de 490 a 380 el número de empleados.
Avianca Argentina, que había despegado en noviembre de 2017, pidió el procedimiento preventivo de crisis, aún no aprobado; sólo tiene 2 aviones (planeaba llegar a 12), uno de ellos en mantenimiento, y redujo de cinco a dos las rutas que operaba.
Las low cost Flybondi (que comenzó a operar en enero de 2018), Norwegian (en octubre) y JetSmart (este mes) lanzaron fuertes promociones para ganar clientes, pero en la mayoría de los casos ahora ven, tras la devaluación, un break even más lejano.