“Queremos dar vuelta esta página. Lo que pasó ya está. Será la historia la que juzgue a la administración que finaliza”. Ricardo Salomé, presidente de la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (Acara), habla con tono grave. Está sentado frente al micrófono en el auditorio de la nueva sede de la entidad, en el primer piso de un edificio todavía no inaugurado sobre la avenida Córdoba, una obra que lleva más de una década. “Estamos enfocándonos en cómo aportar para que este mercado, que había sido uno de los pocos brotes verdes que el Gobierno saliente había tenido en sus dos primeros años, retome el crecimiento”, continuó.
“Estamos esperanzados con el nuevo gobierno. Con las políticas que aplicó antes, en 2013, acariciamos el millón de unidades”, subrayó.
En su agasajo a la prensa de fin de año, Acara, la cámara que nuclea a los concesionarios oficiales, manifestó que, tras un 2019 que habrá caído más del 40%, el volumen con el que este año cerrará el mercado será el piso de ventas para el próximo.
“Proyectamos, como piso, un volumen similar al que el mercado tendrá este año: 435.000/438.000 ventas, entre autos y comerciales livianos. Unas 455.000, si se incluyen pesados”, precisó el empresario.
“El año próximo empezará siendo difícil. Pero se crecerá en la segunda mitad. La lectura que hacemos es que el Gobierno nuevo volcará más recursos al consumo interno. Y eso dinamizará nuestras ventas”, sustentó su expectativa. No es el único voto de confianza de los vendedores de autos en Fernández. “Esto es lo que proyectamos con las variables económicas actuales. Si se toman algunas de nuestras propuestas, el mercado podría crecer más”, destacó Salomé.
La referencia es a Visión 2030, el documento en el que trabajó toda la cadena de valor de la industria automotriz –fábricas, proveedores, concesionarios y sindicatos– y que será presentado la semana próxima, en la sede de Smata, el gremio de los mecánicos. El entonces Presidente está invitado. “Ese acto será el punto de partida de la recuperación”, afirmaron en Acara. Sus directivos, además, tienen prevista una visita a la Casa Rosada en los primeros 10 días de enero.
Punto muerto
Diciembre terminará con entre 18.000 y 19.000 patentamientos, anticiparon en Acara. Será más de 35% menos que en igual mes del año pasado. Que, a su vez, había sido 41% menor a diciembre de 2017.
“Estamos finalizando un año sumamente complejo, con márgenes de rentabilidad nulos y tasas de interés que, en muchos casos, durante los últimos dos años y medio, hicieron que esos márgenes fueran negativos”, había referido Salomé.
“El mercado se cayó a pedazos. Veníamos de un 2017 de más de 900.000 unidades. Las fábricas nos exigieron más y más inversiones para un mercado de 1 millón de autos. Eso hizo que quedarámos sobredimensionados en una forma descomunal, con peligro real de subsistencia para muchos de nuestros asociados”, enfatizó el directivo.
El cuadro se agrava con la presión tributaria de varias provincias, en especial, la de Buenos Aires, agregó. “No la estamos pasando bien”, aseguró.
Como consecuencia, la red se está ajustando. “No hubo caída en cantidad de empresarios. Sí, en ‘techos’. Se están perdiendo muchos ‘techos’, que es como le llamamos a nuestra inversión en espacios físicos. A nivel de marcas, de grupos, no se achicó en forma violenta. Pero eso no quiere decir que pueda pasar. Sobre todo, si el mercado se mantiene por debajo de las 500.000 unidades”, indicó. Según Acara, hay más de 1000 empresas concesionarias en el país. El número de puntos de venta es 20% superior.
“Hoy, lo más importante ya no es el volumen, sino si podemos vender con nuestra rentabilidad”, advirtió Rubén Beato, secretario general de Acara.
A noviembre, el mercado automotor conservaba 121.427 unidades de stock, equivalentes a 4,7 meses de ventas. Había arrancado el año con 4,3 meses, en enero. El pico máximo fue abril: 5,8 meses. El stock ideal del sector, aclaran, es entre dos y dos meses y medio.
Con los actuales niveles de tasas, esto significa un costo financiero extremadamente pesado para las agencias. “La obsesión de los concesionarios, hoy, es cancelar deudas con las terminales. Por el nivel de tasas de interés que nos aplican”, explicó Salomé.
Es urgencia financiera los llevó a tomar otra decisión. “Dólar que tomamos lo vendemos en la Bolsa. A un valor de entre $ 74 y $ 75. O $ 70 y $ 72, por las comisiones que nos cobran. La mayoría de los concesionarios lo está haciendo así. Es una ventaja que no tendremos el año próximo”, explicó.
Habría otro efecto transitorio. Por lo general, el precio de los autos sube un 80% de la inflación, explicaron los concesionarios. En lo que va del año, agregaron, lo hicieron, en promedio, entre 63% (precio real, con bonificaciones) y 68% (precio de lista). El driver fue la variación del tipo de cambio.
“Hoy es un buen momento para comprar un vehículo. Los stocks siguen siendo muy altos. Estamos convencidos de que las ofertas que hay para patentar el vehículo en 2019 son excesivas. Estos precios, en dólares, no se van a repetir. Y, encima, son con entrega inmediata. Están muy por debajo del costo de reposición. Y del de producción, en algunos casos”, resumió Salomé.
Cerca del 60% de los autos que se venden en la Argentina son fabricados en Brasil. El comercio automotor entre ambos países está regulado por un coeficiente (flex), mediante el cual las fábricas argentinas pueden importar de ese país hasta u$s 1,5 en autos o piezas por cada dólar que, en el mismo concepto, exporten a ese mercado.
“Las terminales hicieron un abuso del flex”, apuntó Beato. “Llegaron a tener más de 2,5 y no pagaron las multas. Trajeron autos de más y los metieron en el mercado para que nosotros los vendiéramos”, amplió. “El resultado es que, todavía, tenemos sobre-stock. Y, como consecuencia de eso, los precios se desplomaron”, agregó.
“No pueden decir que todo fue culpa de la economía”, concluyó.