Pese a la devaluación del peso superior al 50% a lo largo de 2018, los autos en la Argentina siguen siendo de los más caros de la región, con precios similares a los de Brasil y Uruguay, pero muy superiores a los de Chile. Es que las automotrices se vieron obligadas a aumentar sus listas de precio casi al mismo ritmo que la depreciación de la moneda local para poder mantener lo que, aseguran, es un escaso margen de ganancia.
Si se toman en cuenta los cinco modelos más vendidos en la Argentina, los precios locales en dólares son entre un 3,75% (el Toyota Etios sedán) y un 10% (el Volkswagen Gol) más caros que en Brasil. La excepción es la pickup Toyota Hilux producida en la planta de Zárate, que en el país vecino cuesta un 24% más.
Si la comparación se hace con Chile, el país queda aún más en desventaja. En la nación trasandina un VW Gol se vende a u$s 3000 menos que en la Argentina (un 76% más barato), en tanto que un Chevrolet Onix se comercializa a un 85% del precio de lista. La explicación para esta diferencia es que Chile es uno de los países con más tratados de libre comercio del mundo. En total tiene 26 acuerdos que alcanzan al 85 del producto mundial.
Uruguay, en tanto, tiene precios en dólares superiores a los locales, a raíz de la alta carga impositiva y las barreras arancelarias.
Sin embargo, los precios de lista locales son apenas una guía a la hora de comprar un cero kilómetro. A raíz del desplome de las ventas en el mercado, que en enero cayeron más del 50%, las automotrices buscan atraer a potenciales compradores con bonificaciones que pueden llegar hasta el 30%. Si se toma el valor al que se están cerrando las operaciones, los precios locales pueden empezar a competir con los de la región.
En la Argentina, gran parte del alto costo de los autos se explica porque más del 54% del precio de venta de un auto son impuestos. Y los vehículos producidos en el país tienen además el efecto cascada que produce ingresos brutos, por el que cada parte de la cadena suma un porcentaje que abulta el precio final de un vehículo.
Otro de los motivos del elevado precio de los cero kilómetro en el mercado local es el margen de ganancia que manejan las terminales, que –según destaca el CEO de una de las automotrices– les resta capacidad de maniobra frente a la devaluación del peso.
“Las compañías trataron de frenar el traslado de la devaluación a precios lo más que pudieron, pero los valores que maneja el mercado dejan a todas las terminales en una situación de rentabilidad muy mala y nos obligó a trasladar la devaluación”, destacan en la industria.
Esto es así incluso para los autos producidos en el país, no solo por la gran cantidad de componentes importados que tienen. La fabricación local es más cara porque, en promedio, se producen 18 vehículos por operario, mientras que en Brasil ese número a asciende a 21,2 unidades, y en México a 40,2.