Aunque la campaña agrícola 2018-2019 registró cifras récord y se esperan resultados promisorios en la actual cosecha, las ventas de maquinaria agrícola siguen en picada.
El repunte de la producción no se tradujo en un incremento de la demanda de bienes de capital. Por el contrario, el año pasado, las ventas se desplomaron aproximadamente un 30% en unidades en relación a 2018, según la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma).
A comienzos de 2019, el sector estimó que los resultados de la buena cosecha conducirían a una rápida recuperación de las ventas de equipamiento. Este aumento en las cantidades producidas, junto con los precios internacionales en alza, reavivaron las expectativas de los comerciantes. Pero la previsión se disipó en un escenario signado por la falta de financiamiento y la incertidumbre electoral, y la industria cerró con números en rojo.
"Notamos la caída en todos los segmentos (cosechadoras, sembradoras, pulverizadoras y tractores), en línea con la contracción del sector. Esperábamos una recuperación en el segundo semestre por la buena cosecha, pero no se concretó. Con los resultados de las elecciones, el hombre de campo tomó una actitud conservadora y se mostró expectante respecto del futuro. A eso, hay que sumarle que durante todo el año tuvimos una financiación limitada con tasas prohibitivas", analiza Fernán Zampiero, director Comercial de John Deere.
Por su parte, Gustavo Meyer, Gerente comercial de AGCO Argentina, destaca que el alto rendimiento de los cultivos no se reflejó en las ventas, que se resintieron especialmente por la coyuntura macroeconómica y el limitado acceso al crédito. "Hasta las PASO, la situación fue complicada. Y luego de los comicios, el panorama siguió siendo complejo. El mercado estuvo planchado y estimamos que continuará así", afirma el ejecutivo.
Es que, aunque el cambio de Gobierno reanimó la esperanza en el sector, no vislumbran un repunte de las ventas en el corto plazo. "No hay un indicio de que la tendencia se vaya a revertir. Pero como compañía, no podemos detener la producción de maquinaria. Seguiremos apostando por ella, aunque nos preparamos para alcanzar niveles de venta parecidos al año pasado", anticipa Meyer.
"En enero, el negocio se mantuvo tranquilo. Esperamos que haya una mejora en febrero y marzo, una vez que finalice la cosecha. Pero para que eso suceda tienen que aparecer herramientas crediticias que alienten las ventas. Las redes comerciales todavía tienen muchas máquinas en su poder y la financiación no tracciona. Por eso, están ofreciendo planes canje y cheques para tratar de suplir la ausencia del sistema financiero", explica Zampiero, y agrega que buscan definiciones por parte del Gobierno: "En el último mandato de Cristina Kirchner, hubo subsidios de la banca estatal y privada que significaron un importante fomento a la actividad".
En este sentido, las actuales tasas de interés hacen que sea casi imposible la renovación de maquinaria. Sin embargo, se accede a tasas más bajas en grandes muestras como Expoagro, donde se encuentran por debajo de la oferta habitual de los bancos, aunque resultan elevadas también.
La crisis de la industria comenzó en 2018. La peor sequía de los últimos 50 años y la debacle económica registradas ese año repercutieron en las ventas, que cerraron 2018 con una caída del orden del 50%. En ese entonces, Cafma lo describió como “un año para el olvido”.
“El 2017 trajo crecimiento y se suponía que la tendencia se mantendría en 2018. Pero la pérdida de 28 millones de toneladas de la cosecha gruesa impactó en el bolsillo. Simultáneamente, comenzó a darse la ‘tormenta económica’, que terminó por deprimir las expectativas favorables. En consecuencia, se produjo una caída acentuada y el año finalizó con niveles muy inferiores a los conseguidos anteriormente”, analizó en ese momento Ignacio Armendariz, gerente de Ventas, Marketing y Postventa de Agrale Argentina.
En la actualidad, las fábricas de maquinaria agrícola trabajan con una capacidad ociosa del 35%, de acuerdo a Cafma.