Comienza a producir la planta biotecnológica V.I.D.A. (Vacuna de Inmunización para el Desarrollo Argentino) de Laboratorios Richmond, un proyecto que se inició en plena pandemia ante la necesidad de acelerar el acceso a vacunas contra el Covid y que costó unos u$s 100 millones.
La construcción de la planta fue financiada por Laboratorios Richmond, comandado por Marcelo Figueiras, a través de un fideicomiso financiero del que participaron más de 60 inversores públicos y privados, incluyendo instituciones financieras, empresas del sector salud y hasta personalidades del deporte.
El fideicomiso, de unos u$s 85 millones, respaldó la compra, instalación y puesta en marcha de la planta de producción de vacunas en Pilar; la única en la Argentina con un ciclo de fabricación cerrado de este tipo (de principio a fin) que estará en marcha plena en agosto.
El laboratorio tenía un plan original de producir en gran escala la vacuna contra el coronavirus rusa, Sputnik V, pero hoy los proyectos son más ambiciosos. Productos por acuerdos con otros laboratorios y el foco en la exportación, son los motores de este centro de última generación de 11.000 metros cuadrados, que producirá vacunas multiplataforma y medicamentos biotecnológicos como anticuerpos monoclonales, entre otros, para Argentina y América Latina.
La puesta en funcionamiento será por partes ante la demanda -el laboratorio trabaja también para terceros- y antes de fin de año estarían ya saliendo las primeras producciones.
"Esta es una industria en la que todo el tiempo hay que ir actualizándose y eso requiere constante capital", explicó Figueiras a El Cronista durante la última apertura de la planta a los medios antes del cierre total para comenzar a producir con las máximas medidas de seguridad.
El ejecutivo espera "cerrar un buen año con utilidades, en línea con lo que Richmond reportó en el primer trimestre".
De hecho, en su informe a la CNV con resultados del primer trimestre, Richmond reportó una ganancia de $6877 millones, con ventas netas que alcanzaron los $ 14.376 millones. Los volúmenes de ventas del periodo estuvieron un 8,8% por debajo del mismo lapso del año pasado, y los precios evolucionaron por debajo de la inflación un 9,1%.
Las ventas en el comercio exterior del laboratorio crecieron un 262%, originado en ventas a México, mercado en el cual se está insertando la compañía. Laboratorios Richmond (con casi 90 años de historia) es la primera empresa farmacéutica en cotizar en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, lo cual al momento de buscar inversores para el proyecto de la nueva planta VIDA tenía camino ganado.
La capacidad total de la nueva planta de Laboratorios Richmond estimada es de unos 80 millones de viales y unas 28 millones de jeringas al año, operando en dos turnos de producción.
La compañía ya tiene firmado un primer acuerdo con CansinoBIO para la producción y comercialización de varias vacunas. La primera es la Convidecia contra el COVID-19, que ya obtuvo la certificación de ANMAT y actualmente está en proceso de evaluación la nueva variante XBB1.5 por parte del organismo regulador. Pero además, según relataron los responsables de la planta, hay otros cinco acuerdos con laboratorios casi cerrados para la producción de otros productos biotecnológicos y vacunas, y tres adicionales en negociación.
Figueiras mencionó entre los nuevos planes de la compañía, la inversión en ensayos clínicos, la transferencia de tecnología para tres productos monoclonales y para la producción local de dos medicamentos cuyos activos son proteínas recombinantes, desarrollo analítico propio incluyendo ensayos biológicos y de cultivo celular.
El proyecto tiene como objetivo no solo expandir y aumentar la capacidad productiva, sino también dar un espacio a la investigación y el desarrollo local. La planta posee una plataforma de traslación de las investigaciones básicas al acceso a medios industriales competitivos para investigadores argentinos de productos e innovaciones.
La exportación es el foco hoy en la planta. Según Figueiras, el 70% de la producción debería tener ese destino. Hoy el laboratorio exporta a más de 26 países y tiene filiales en Colombia, Chile, Paraguay y México. Emplea a 580 personas.