Una circunstancial alianza entre los poderosos gremios del transporte, sindicatos barrionuevistas y un grupo de ex moyanistas forzó ayer a la conducción de la CGT a pasar a la ofensiva en su enfrentamiento contra la administración de Mauricio Macri. Así, pese a la discrepancia de los sectores más moderados de la central y una discusión de casi 4 horas, la central obrera anunció un nuevo paro general, el quinto contra la gestión de Cambiemos, para el próximo 29 de mayo.
La medida de fuerza se concretará apenas cuatro días después del nuevo cese de actividades que cumplirán el 25 de mayo los sindicatos del transporte público, encabezados por la UTA y La Fraternidad, bajo el paraguas del plan de no prestar servicios durante los días feriados en repudio por el impacto del impuesto a las Ganancias sobre sus salarios.
“Luego de un análisis pormenorizado se resolvió en forma unánime cconvocar a un paro de 24 horas con fecha del 29 de este mes”, anunció Héctor Daer, uno de los miembros de la dupla de conducción cegetista al término de la reunión del consejo directivo de la entidad. El dirigente justificó la decisión de la medida en el rechazo a la política económica del presidente Mauricio Macri y la “aceleración de la decadencia de la economía de los trabajadores”, en directa alusión a la pérdida del poder adquisitivo de los salarios por efecto de la inflación y al deterioro del empleo.
En la misma sintonía, Carlos Acuña, el referente de Luis Barrionuevo en el binomio que lidera la entidad, remarcó que la huelga fue dispuesta “en solidaridad” con los sectores más golpeados por la situación económica del país y rechazó cualquier vinculación con las divisiones en la interna sindical. “El paro no tiene nada que ver con la división en el movimiento obrero, ni con lo político, tiene que ver con lo que nos pasa a todos los argentinos”, enfatizó.
La misma tendrá lugar en medio de un malestar de la CGT con el Gobierno, especialmente de los influyentes gremios del transporte agrupados en la CATT, ante la falta de respuesta a su reclamo por el Impuesto a las Ganancias, cuyos descuentos afectan los bolsillos de los trabajadores del sector.
Si bien la posibilidad de un nuevo paro era barajada desde hace semanas entre los miembros de la primera línea cegetista (en todos los sectores admitían que estaban dadas las condiciones para evaluar una medida), hasta el lunes por la noche parecía descartada una definición inminente, en especial por la postura defendida por los sectores moderados de la central, que consideraban que no podían responder el llamado de la Casa Rosada al diálogo con la convocatoria a una medida de fuerza. Sin embargo, durante las deliberaciones de ayer de la conducción, la presión que ejercieron los gremios del transporte durante un debate que se extendió por casi cuatro horas fue determinante para ponerle fecha a la huelga. En esa decisión también tallaron con fuerza varios gremios del ex moyanismo que reclamaban a la cúpula un rol más contundente en su crítica al Gobierno.
Finalmente Acuña y otros dirigentes cercanos a Barrionuevo validaron la opción por la huelga, que terminó siendo acompañada por los referentes de los grupos de ‘gordos’ e ‘independientes’ que conforman el ala más dialoguista de la central.