Tras el cierre de alianzas y la llegada de Miguel Ángel Pichetto a las huestes macristas, la expresión "boleta corta" comenzó a sonar seguido en los pasillos de Casa Rosada. Es que en Juntos por el Cambio -como se llama ahora Cambiemos- confían en que la influencia del senador justicialista logre que los oficialismos vayan con "boleta corta", en las provincias gobernadas por el peronismo, a las próximas elecciones PASO del 11 de agosto y a las generales del 27 de octubre.
Ayer, de hecho, ayer el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, anticipó que varios distritos adoptarían esa postura y, minutos más tarde Alberto Weretilneck, gobernador de Río Negro (la tierra por adopción de Pichetto), confirmó su postulación para senador nacional y que su espacio, "Juntos Somos Río Negro", no acompañaría a ningún candidato a Presidente. "Creemos que vamos a tener buen acompañamiento, más allá del presidente que elijan los rionegrinos. Cuando hay una lista única, y se está convencido de eso, se vota eso. Confío en que vamos a tener un buen corte de boleta, aunque como en toda elección nacionalizada vamos a tener un estrés mayor", afirmó el mandatario provincial.
Pero, ¿de qué se trata esta estrategia de la que tanto se ha hablado en los últimos días y por qué importa tanto a los candidatos?
En la práctica, para el oficialismo significa lograr que los gobernadores justicialistas no lleven en sus respectivas boletas un candidato a Presidente de la Nación y solo las intengren con sus postulantes al Congreso de la Nación. Hasta el momento, además de la mencionada Río Negro, Misiones, Entre Ríos, Córdoba, Santiago el Estero y Neuquén parecen avanzar en esa línea.
La ausencia del un candidato a Presidente en el cuerpo de la boleta parecería, a priori, no ser muy relevante. Sin embargo, aunque la mayoría de los votantes se considera "racional" a la hora de definir su preferencias, la simple decisión de "modificar" la presentación de las boletas puede impactar considerablemente en los resultados.
De hecho, la experiencia electoral reciente indica que las listas sábanas "completas" generan un "efecto arrastre" en los votantes. Así, cuando una boleta presidencial tiene una alta intención de voto, lo que suele ocurrir es que el votante termina colocando toda la papeleta con las categorías inferiores (senadores, diputados, intendentes y cargos comunales). Lo contrario sucede cuando el candidato tiene baja intención de voto.
En efecto, salvo casos muy excepcionales, la mayoría de los electores tienden a evitar los "cortes de boleta".
Un claro ejemplo de este impacto se vio en territorio bonaerense, en las legislativas de 2017, cuando los intendentes del conurbano que resolvieron llevar como cabezas de listas para senador a Sergio Massa y Florencio Randazzo vieron caer su respaldo electoral en el distrito ya que el ex jefe de Gabinete y el ex ministro del Interior obtuvieron el tercer y cuarto lugar. Por el contrario, el efecto "arrastre" benefició a los que acompañaron a Esteban Bullrich (Cambiemos) y Cristina Kirchner (Unidad Ciudadana), quienes finalizaron primero y segunda, respectivamente.
Solo excepcionalmente el "corte de boleta" se vuelve protagonista. En 2015 le sucedió a Aníbal Fernández, cuando compitió a la gobernación bonaerense por el kirchnerismo y obtuvo 3.230.789 votos, mientras Daniel Scioli -candidato a presidente del mismo espacio- alcanzó los 3.563.089 sufragios (332.300 votos más).
Escenario propicio
Un antecedente que genera un escenario propicio para este tipo de estrategias es el hecho de que, salvo Catamarca y la Provincia de Buenos Aires, todos los demás distritos decidiendo desdoblar sus elecciones locales y realizarlas en una fecha distinta a la de los comicios presidenciales.
En "Juntos para el Cambio" confían en que varias provincias no acompañen las candidaturas presidenciales de espacios ideológicamente afines, como el "Frente de todos" de Alberto Fernández–Cristina Kirchner o Consenso Federal, de Roberto Lavagna-Juan Manuel Urtubey.
Para los gobernadores, la opción tiene su atractivo porque les permite mantener una independencia "formal" y, al mismo tiempo, no rompe lanzas con las alianzas en pugna. Por otra parte, en muchas provincias se considera que las candidaturas presidenciales "se digitan en Buenos Aires y tienen un criterio centralista" por lo que es mejor despegarse de un conflicto que no les beneficia: el de la grieta política.
Todo indica que las conversaciones que encabezará el oficialismo y la oposición con los gobernadores serán intensas, donde la boleta "completa" o "corta" será moneda de cambio para la distribución de los cargos legislativos, promesas de favores o futuras partidas presupuestarias.