Cuando a Gabriela Renaudo le ofrecieron hacerse cargo de la Gerencia General de Visa para el Cono Sur, vio el desafío que ello suponía y decidió aceptarlo. Al hacerlo dejaba atrás más de 18 años de experiencia en el Citi, donde había ocupado posiciones en áreas como planificación, producto y comercial, y que la había llevado a vivir en los Estados Unidos.
“En mi última etapa estuve a cargo de la red de sucursales y de las posiciones de riesgo”, explica esta licenciada en Administración de la Universidad Católica Argentina (UCA), casa de estudios a la que volvió como docente, primero, y para hacer un MBA, después. Su último cargo, de hecho, fue el de gerente de Productos y Segmentos de Rentas Altas en Santander Río.
Según destaca Renaudo, su formación en una empresa como el Citi le dio una visión general de la industria financiera y de la de medios de pago, esenciales para el rol. Además, asegura la ejecutiva, le permitió adquirir la experiencia necesaria en materia de liderazgo y armado de equipos. Su llegada a Visa coincide con la instalación de la firma de tarjetas de crédito en el país, enmarcada en el dictamen de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia contra Prisma. “Uno de los objetivos más importantes que tiene la compañía con la llegada al país es establecer relación directa con bancos, gobiernos y retailers interesados en tener licencias de Visa a nivel local. Es parte del negocio habitual tener varios adquirentes en el país. El mundo está cambiando y es necesario tener nuevos players”, expresa sobre el fin de la exclusividad del negocio de adquirencia que tenía Prisma.
La ejecutiva dice que tuvo “la suerte” de trabajar en compañías en las que no tuvo dificultad en alcanzar posiciones de liderazgo por ser mujer. Sin embargo, es consciente de que es algo que pasa en muchas corporaciones. Para avanzar en la carrera laboral, sostiene, lo más importante es tener en claro a dónde se quiere llegar y no permitir que nadie imponga un techo. “No es que yo siempre supe que quería ser CEO, pero siempre tuve claro cuál era el próximo paso. Y lo más importante es entender que no hay que ‘convertirse en hombre’ para llegar. Una tiene que lograr hacerse el lugar y que se respeten las opiniones”, indica, aunque reconoce que a veces es una tarea difícil.
Además, agrega que otra de las claves que le permitieron romper el techo de cristal es tener el apoyo de su pareja, que la acompañó en todo el recorrido. “No estaría donde estoy si no tuviera un compañero de vida que me apoye. Las mujeres queremos ser perfectas en todo y tener a alguien que también se encargue del hogar es fundamental”, explica. Por último, Renaudo resalta la importancia de aprender a construir networking, que es fundamental para acceder a altas posiciones de liderazgo: “Los hombres van a jugar al fútbol o se juntan a tomar algo después del trabajo. Nosotras también tenemos que poder armar esas redes”.
Cuando está fuera del trabajo disfruta de la lectura, en especial de las novelas históricas (ahora, en sus manos está La herida, de Jorge Fernández Díaz). También intenta practicar pilates, aunque reconoce que últimamente no le queda mucho tiempo para hacerlo. “Y sobre todo me gusta viajar. Lo hago mucho por trabajo, pero viajar por placer es distinto. Todos los años trato de, aunque no sean corridas, tomarme tres semanas para conocer algún nuevo rincón del mundo”, concluye.