La cadena de electrodomésticos Ribeiro logró firmar ayer un acuerdo standstill hasta el próximo 31 de marzo con entidades que representan el 65% de su deuda bancaria, que asciende a $ 940,2 millones, según datos del Banco Central, como había anticipado El Cronista el lunes pasado. La empresa espera lograr un trato similar con el resto de los bancos en los próximos días y acordar además también con los proveedores para obtener un normal abastecimiento de mercadería, con la mira puesta en sortear la crisis que vive la compañía y el sector.
"Pudimos cerrar un acuerdo con entidades por el 65% de nuestra deuda bancaria. Logramos una pausa para poder avanzar en el análisis y adaptación de nuestro plan estratégico de cara al futuro. Esperamos profundizar y mejorar lo que veníamos haciendo", explicó a este diario Dan Attie, director Comercial de Ribeiro. Para avanzar en este acuerdo, la empresa contrató 60 días atrás a la auditora Price, con quien revisará, adaptará y validará su plan para formular una propuesta de pago a los bancos.
"El 35% restante que falta acordar es principalmente con bancos públicos y, en menor medida, algunos pocos privados. Esperamos avanzar en forma inmediata con ellos con un acuerdo similar; no pudimos hacerlo aún porque son entidades que requieren procesos de decisiones diferentes", explicó. Durante esta "pausa" acordada, la empresa no paga ni capital ni intereses hasta el 31 de marzo.
Para Ribeiro el acuerdo es fundamental de cara al futuro, en un contexto en el cual varias empresas del sector están en crisis, afectadas por la fuerte caída en las ventas y las altas tasas financieras. Garbarino avanza en su venta al fondo Inverlat, ante deudas que ascienden a unos $ 5000 millones; en tanto que Musimundo cerró varios locales, ante los problemas financieros de Carsa, uno de sus licenciatarios.
"Para nosotros el acuerdo es muy importante. Demuestra que los bancos nos acompañan en el proceso de reestructuración de la compañía. Queremos conversar con nuestros proveedores, para lograr que también nos acompañen, de modo que el abastecimiento fluya mejor para poder volver a dinamizar la parte retail de la compañía", comentó Attie. "Ribeiro se comportó siempre de forma transparente con todos los stakeholders, tratando de llegar de común acuerdo a una solución que le sirva a todas las partes. Es una empresa familiar y nacional, que busca que ningún proveedor financiero o de bienes de cambio se vea perjudicado por esta situación y hace todo lo posible para transitar la crisis y crecer a futuro. Es también una buena noticia para los proveedores, para restablecer la confianza y mejorar el abastecimiento. Conseguir su apoyo nos va a permitir estar perfilados de otra manera de cara a futuro", comentó.
Según datos del Banco Central, Ribeiro tiene registrados 219 cheques rechazados desde octubre, por $ 248,4 millones, de los cuales ya abonó 119 por $ 112,6 millones, casi la mitad.
La empresa familiar, que está a punto de cumplir 110 años y en su larga historia logró sortear con éxito los difíciles vaivenes argentinos, busca ahora sobrevivir a la última gran crisis del país, la que más la golpeó. Había encarado un plan de cierre de sucursales que no le eran rentables para ganar eficiencia: bajó las persianas a 20 locales en el último año y medio, hoy cuenta con 63. "Hoy estamos amortizando y pagando el costo de esos cierres, pero buscamos eficientizar la compañía revisando procesos de todo tipo, de la mano de la tecnología, algo que ya veníamos haciendo y buscamos profundizar. Fuimos pioneros en el sector con soluciones de inteligencia artificial. Tenemos una fuerte presencia en Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, tanto digital como física. Tener puntos de venta físicos estratégicos permite apalancar el negocio digital, es un diferencial", explicó Attie.
En junio pasado, Ribeiro había pedido el Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC), aprobado por el Gobierno por seis meses, que luego logró extender por tres más, hasta fines de febrero próximo.
En su balance anual cerrado al 30 de junio pasado, la empresa informó un pérdida integral del ejercicio de $ 1345,3 millones, frente a $ 190,69 millones de un año antes. En el trimestre de julio a septiembre de 2019, el rojo integral fue de $ 456 millones, según informó a la Comisión Nacional de Valores (CNV).
El sector de electrodomésticos cerró 2019 en caída por segundo año consecutivo, ante la pérdida de poder adquisitivo, el alto costo de la financiación y la fuerte inflación en general, que cerró en 53,8%.
El año pasado, el mercado retrocedió un 25% en unidades, según GfK, baja que se suma a la caída de 12% en 2018.