Todo dependerá, desde luego, de cómo se vaya recomponiendo la confianza. Si a lo largo de los próximos meses los actores económicos vuelven a optar por el peso, compran bonos argentinos y venden dólares, la restricción de dinero en la calle irá cediendo y el círculo virtuoso de la economía puede comenzar a acelerarse. Si la confianza tarda en recuperarse, la determinación de frenar de golpe la expansión de pesos en la economía puede hacer volar las tasas de interés a niveles aún muy superiores a los actuales, con el impacto consecuente en el nivel de actividad, el consumo y la cadena de pagos.
Mirando los anuncios de ayer, cabe formular en principio las siguientes observaciones:
1) Resulta fundamental que el Fondo haya dispuesto adelantar todos los desembolsos hasta fin de este año y también hasta fin de 2019, ya no como dinero contingente por si hace falta, sino directamente como desembolsos cash para ser utilizados en el repago de la deuda. Se trata de casi u$s 37.000 millones, u$s 13.400 millones este año y u$s 22.800 millones el próximo.
Con eso hasta buena parte de las Letes en dólares están cubiertas, no hay riesgo de default y los tenedores de bonos estarán tranquilos. Debería seguir bajando el riesgo país, y la cuestión sería una fiesta si para el verano o para el otoño, ya en el año electoral, Argentina estuviera en condiciones de acceder otra vez al mercado voluntario. Difícil pronóstico para tanto optimismo, ya que el contexto mundial no luce hoy tan despejado: las tasas en EE.UU. siguen a la suba como ayer con firmó la Reserva Federal, la soja y commodities a la baja y puede haber sorpresas complicadas en la región, básicamente el retorno del populismo en Brasil.
2) Estados Unidos y Donald Trump efectivamente le han tendido la mano a la Argentina, pero bajo la estricta supervisión de los tecnócratas del Fondo. No hubo desembolso directo del Tesoro norteamericano hasta ahora, y si bien es cierto que la gestión Lagarde significó un respaldo récord y express para la Argentina, el dinero llega contra durísimas reglas fiscales que ya se conocían, pero en especial con extrema dureza monetaria, expansión cero de la base monetaria hasta junio de 2019. Se deja un margen para aflojan meses antes de las elecciones.
3) La famosa banda de flotación cambiaria parece en rigor una simulación. Están establecidas para que en rigor no intervenga el Banco Central, de modo de cumplir uno de los dogmas más inflexibles e históricos del FMI, tipo de cambio flotante y sin intervención estatal. Como le gusta ejemplificar al presidente Macri, esta vez el Fondo fue el que le dijo: "con la mía no". Esto es, te doy los dólares para que termines bien el mandato y busques tu reelección, pero esos dólares son para pagar la deuda, no para rifarlos en el mercado para los argentinos que compran divisas.
4) Una banda de flotación tan amplia tampoco ayuda a acotar la fluctuación del tipo de cambio y a frenar la inflación. Funciona bárbaro mientras que la demanda no se coloque en el techo, en tanto haya más vendedores que compradores de dólares, y por eso también se anunció que la misma es móvil, a razón de 3% mensual hasta fin de año. Es decir que en diciembre próximo, la banda, de 34-44, pasaría a 38-48 más/menos.
5) El debut de Guido Sandleris y su mensaje en los salones del Banco Central resultaron el acta definitiva de defunción para el gradualismo y el esquema de metas de inflación que programaron Alfonso Prat-Gay y Federico Sturzennegger en el inicio de la era Macri. Lo dijo Sandleris con todas las letras. Las metas de inflación son buenísimas en la teoría, pero nada que ver con lo que se necesitaba para enfrentar la desastrosa herencia macroeconómica que dejaron los dos mandatos de Cristina Kirchner, sobre todo el segundo. Reconocimiento tardío pero importante para la mayoría de los economistas serios en el país, que desde el inicio advirtieron que se recorría un camino equivocado.
6) Según expertos como el economista Miguel Kiguel, la base monetaria no es necesariamente el agregado monetario que hay que observar para medir el impacto sobre la inflación. Base monetaria está compuesta por el circulante, más los depósitos que los bancos tienen en el Banco Central según el nivel de encajes del sistema, hoy en torno a 30%. Mejor es mirar el M2, que en castellano suma el dinero circulante más los depósitos a la vista, es decir en cuenta corriente y cajas de ahorro. Allí está de verdad el poder de fuego de la cantidad de pesos disponibles para que particulares, empresas y familias dispongan que hacer con el dinero: ahorrar, comprar bienes (inflación) o comprar dólares.
7) Es obvio que para que los pesos no presionen sobre el dólar o la inflación, la clave es el nivel de las tasas de interés. Y esa extrema ortodoxia que se anunció, crecimiento cero de la base, permite suponer que las tasas, en principio, podrían volar muy por encima del nivel ya delirante en que se encuentran hoy, al 60% según la cotización de las Leliq, las Letras de Liquidez, y nuevas estrellas del firmamento monetario del plan FMI-Dujovne. Desde luego que este efecto podría moderarse si los agentes económicos se vuelcan a los pesos vendiendo dólares y comprando bonos en pesos.
8) Precisamente el Banco Central va a intervenir en el mercado con licitaciones de Leliq a los bancos para regular esa cantidad de dinero.Venderá Leliq para retirar pesos y hacer subir las tasas si observan que no frena el apetito por dólares, y al contrario, comprarán Leliq y bajaran las tasas si el mercado pide pesos. La certeza de que no habrá default ayudará sin duda a tranquilizar los ánimos.
9) Entre los técnicos del Banco Central que junto a Sandleris participaron de las negociaciones reinaba ayer un cauto optimismo. Consideran que al haberse despejado el fantasma del default, el punto central de la corrida contra el peso estará superado. Además, ya el dólar recorrió un largo camino y hay colchón para iniciar esta nueva etapa. Calculan que el techo de la banda cambiaria en $ 44, es equivalente al súper dólar de 2002. En 60 o 90 días se da vuelta el déficit comercial, y el ajuste fiscal ya en parte está resuelto merced a la fuerte devaluación que llevó el dólar a casi 40 pesos, las retenciones más el paquetazo impositivo incorporado en la próxima sanción del Presupuesto. "Arrancamos con mucho margen", decían ayer en Reconquista 266. Y tampoco suponen que deban empinarse tanto las tasas de interés, o al menos no mucho más de los altísimos niveles en que ya están, y que se han estabilizado en las últimas semanas. Creen básicamente que el driver principal para que mejore la situación será la baja de riesgo país, sobre todo en los bonos cortos que estaban sobre castigados y ahora deberían recuperarse fuerte dada la garantía de los dólares del Fondo para repagar la deuda seguro hasta fin de 2019. Ni hablar si la perspectiva de un Macri reelecto retoma fuerza, sin duda la mejor noticia para el establishment financiero y el denominado Circulo Rojo.