San Miguel obtuvo un préstamo de u$s 100 millones de dólares de Rabobank, IFC y BID Invest, que permitirá a la empresa refinanciar vencimientos de deuda de corto plazo, financiar capital de trabajo y apuntalar su programa de inversiones hasta 2020.
Este año, la compañía tuvo que hacer frente al vencimiento de una obligación negociable de u$s 20 millones y, durante el último trimestre de 2018 y el primero del año próximo, habrá tenido quepagar capital de otros préstamos. Con el préstamo acordado ayer, San Miguel logró estirar los plazos a siete y nueve años, con tasas "de mercado", según indicó la compañía.
Lograr préstamos de largo plazo es esencial para la industria, ya que los arboles de cítricos tardan al menos cinco años en producir fruta de calidad para la exportación.
Además, el financiamiento contribuirá al plan de inversión de San Miguel por u$s 132,5 millones, principalmente, en mejorar plantas industriales y las plantaciones de cítricos en la Argentina y para una planta en Uruguay. Una parte menor del dinero se invertirá en las operaciones en Perú y Sudáfrica.
"La tercera pata para el uso de los fondos es el capital de trabajo permanente. Lo veníamos financiando con corto plazo y ahora esto nos permite usar deuda de largo plazo", explicó Patricio Aguirre Saravia, CFO de San Miguel. Destacó que el financiamiento se pudo obtener pese al contexto macroeconómico del país y de la crisis que comenzó en abril, con la devaluación del peso.
"Es un préstamo que se viene gestionando desde principios de año con los tres bancos y pudimos mantenerlo tanto en términos de plazos y tasas", agregó Aguirre Saravia.
Durante este año, San Miguel aumentó su margen operativo gracias a la mejora en la competitividad, producto de la devaluación. La compañía exporta el 95% de de su producción y tiene entre el 50% y el 60% de sus costos en moneda local.
"El contexto favoreció, porque mejoró la competitividad del tipo de cambio, pese a los cambios en los reintegros de expos y el aumento en las retenciones dispuesto por el gobierno en septiembre", indicó el ejecutivo y destacó que, sin embargo, el incremento de la carga fiscal no llegó a compensar la mejora de la rentabilidad.
Desde IFC, destacaron que este es el momento justo para apoyar compañías en la Argentina, especialmente, a aquellas que exportan, porque son las que ayudan a bajar el déficit de cuenta corriente.
"Es cierto que el país está pasando por una fase donde la macro está más complicada que en los últimos dos años. Pero, como organismo de desarrollo, tenemos que estar en las buenas y en las malas", dijo David Tinel, gerente regional de IFC para el Cono Sur.
Asimismo, Tinel destacó que el crédito no se otorga solo con capital propio de IFC -otorgaron u$s 27,5 millones-, sino que en la operación también se involucró el banco neerlandés Rabobank, una de las entidades financieras líderes en el mundo del agro, que aportó u$s 45 millones.
"El préstamo se otorgó con tasas de mercado, Libor más un margen comercial. El dinero aportado por Rabobank convalida que la tasa que ofrecemos es aceptable y mantiene un nivel comercial", concluyó Tinel.