Tras una inversión de u$s 14 millones en una nueva planta de elaboración y envasado de aceite de oliva, que apunta a ser la más grande de América Latina y donde producirá su marca estrella Oliovita, la alimenticia Solfrut ingresa ahora al negocio del pistacho, con un desembolso de u$s 4 millones este año.
Aunque los planes de la empresa persisten pese a la incertidumbre generada a raíz de la devaluación de las últimas semanas, el contexto signado por la caída de las ventas y el consumo obliga a la firma a reinventarse constantemente de cara al futuro.
En este sentido, José Chediack, presidente de Grupo Phrónesis, del que Solfrut forma parte junto con otras tres compañías (Teknofood, NutriCorrientes y NutriSantiago), sostiene que el sector olivícola atraviesa un momento complejo. En los últimos meses, el consumo interno se derrumbó alrededor de un 20%. Y aunque el nivel de exportaciones se mantiene, la rentabilidad bajó.
Esto se debe a la creciente producción de España, el principal jugador a nivel mundial, que concentra el 60% de la fabricación. "A mayor oferta, los precios caen, por lo que se achican los márgenes de ingresos", afirma el empresario, y añade que el consumo de aceite de oliva es todavía muy bajo en la Argentina.
"En países europeos como España y Grecia, la ingesta individual anual oscila entre 12 y 20 kilos. En Chile, un mercado que se asemeja más a nuestra realidad, el número ronda en torno al kilo. En cambio, en el país, la cifra apenas llega a los 200 gramos per cápita", apunta Chediack.
"Aún, se lo considera un condimento, y no un ingrediente fundamental. Visto así, a priori, parece un producto caro. Se trata de un tema cultural que debe modificarse. Y para que eso ocurra, hace falta tiempo", explica el directivo de la firma, que comercializa en el mercado doméstico alrededor del 80% del aceite de oliva fraccionado que produce (la mitad corresponde a Oliovita y la otra, a las siete marcas blancas que desarrolla para los supermercados), mientras que el restante porcentaje se exporta como granel.
En este escenario, la compañía busca diversificar su portfolio de productos apostando por nuevas alternativas. Ya comenzó a realizar las primeras plantaciones de pistacho en una de sus fincas de San Juan y el objetivo es finalizar el año con 500 hectáreas. En una segunda etapa, prevén llegar a las 1000 hectáreas de pistachos.
“La inversión en pistacho tiene que ver con una decisión de ampliar permanentemente nuestra oferta sumando nuevos desarrollos. Como empresa alimenticia, acompañamos siempre al crecimiento de las economías regionales, con quienes trabajamos codo a codo”, dice Chediack.
De acuerdo a él, hay una demanda instatisfecha dada la poca oferta de players locales. "La mayoría del pistacho que se consume se importa", cuenta quien lidera Solfrut, y aclara que la explotación de una hectárea demanda aproximadamente u$s 8000.
“Descubrimos que la zona de 25 de mayo, donde se encuentra nuestra fábrica, es propicia para el crecimiento de este cultivo, debido a su condición agronómica. La localidad se está transformando en un pueblo pistachero, a donde no solo están llegando inversiones locales, sino también extranjeras”, concluye, y señala que este nuevo proyecto ampliará un 20% la superficie cultivada en la provincia, que ahora es de 2500 hectáreas. En este departamento provincial, se encuentra la mayor parte de los cultivos.