“La ironía es que mientras la industria del software ayuda a que todas las demás industrias escalen y mejoren sus procesos, el desarrollo de software no escala. Cada vez se necesitan más programadores para llegar a los mismos resultados. No es casual que solo en Estados Unidos haya más de 1 millón de puestos de desarrollo sin cubrir. Hoy la ecuación es: más software = más programadores. Un proceso que no escala y que además desata “guerras de talentos” en los que las grandes empresas llevan la ventaja y las más chicas o jóvenes no tienen acceso al talento que necesitan para crecer”, continúa.
Análisis de situación
“Si pretendemos que alguno de los gigantes de la informática nos traiga la solución, vamos a seguir esperando. Su negocio es mantener el status quo y su mercado. La innovación viene de los individuos, de los disconformes, de los `inadaptados”, dice Gorosterrazu.
¿Por qué el desarrollo de software no escala? “Como diría una vieja frase: es la herramienta, estúpido. Podríamos pensar que el último gran salto tecnológico fue hace unos 30 años, cuando los teclados reemplazaron a las famosas tarjetas perforadas que se habían vuelto una traba. Desde entonces, y más allá de los avances, los desarrolladores seguimos utilizando como principal herramienta un editor de textos. Básicamente, nos sentamos frente a una pantalla tipo The Matrix y comenzamos a escribir cientos de miles de líneas de código. Incluso para las aplicaciones más sencillas, necesitamos miles y miles de líneas de código. Muchas veces, son las mismas líneas que ya hemos escrito hasta el cansancio a lo largo de nuestra carrera”.
Y acá entran las llamadas plataformas de “no-code” o “low-code” (un boom en todo el mundo). Se trata de plataformas con soluciones prefabricadas que pueden utilizarse rápidamente. “Pero los desarrolladores sabemos que son solo una solución parcial. Son fáciles e intuitivas, pero tienen opciones limitadas, y nos dejan atrapados. Una vez creado el proyecto en la plataforma elegida, es casi imposible salir o escalar. Debemos confiar a ciegas ya que no podemos auditar la seguridad o la calidad de la aplicación. Para un programador, lo visual está muy bien, pero necesitamos ver el código para asegurarnos que está bien hecho y que, si nuestro proyecto crece o cambia, no tendremos ningún tipo de límites para hacerlo. Y ni eso nos conforma, no queremos cualquier código, queremos aplicaciones con nuestro propio código. Y hasta ahora, esto solo era posible con la programación tradicional”.
A ese problema, el CEO de Aptugo aporta preguntas: “¿Qué pasaría si cambiamos el paradigma y combinamos lo mejor de los dos mundos: la velocidad y facilidad de las low-coding, con la libertad de la programación tradicional? ¿Si empoderamos al programador para que pueda implementar procesos que llevan semanas en tan solo unos minutos con la misma calidad y seguridad? ¿Si logramos que el desarrollador pueda crear una sola vez y luego reutilizar fácilmente todo lo hecho en todos los proyectos que lo necesiten? ¿Si podemos hacer que los programadores con más experiencia se dediquen a innovar y empoderamos a los que recién empiezan para que puedan reutilizar todo ese conocimiento de manera fácil e intuitiva? Me dirán que es imposible. Pero les aseguro que esto ya existe. Solo hay que abandonar prejuicios y dar el próximo salto”.