En tiempos modernos, la vida laboral ocupa un vasto porcentaje de tiempo en la vida de cualquier adulto. Pero, ¿qué pasa cuando ya no está a gusto con ese trabajo? ¿Qué pasa cuando ya no siente cumplir los objetivos o siente disconformidad con determinado aspecto del trabajo?
El coaching laboral se ocupa de eso, de “dar una mano o acompañar a la gente cuando tiene conflictos laborales y cuando la solución no es dejar su trabajo sino buscarle la vuelta”.
Pero, ¿Qué es el coaching? Según la especialista Marina Sarquis, el coaching tiene como función principal, a través de la conversación y de las palabras “acompañar al cliente (coachee) a que modifique su mirada, se pare desde otro lugar ante un mismo hecho, porque a veces la realidad no la podemos cambiar pero sí vos como persona, tu contexto”.
Marina trabaja con sus clientes de manera virtual y con sesiones individuales en las cuales se abre la conversación con la persona y se empieza a indagar, a hacer preguntas curiosas o hasta incómodas para que el coachee pueda cambiar su mirada y pueda decidir cuales son las acciones a seguir en su lugar de trabajo para poder sentirse mejor si no está a gusto.
La idea es que el cliente vaya buscando nuevas tareas para desarrollar para que pueda tener objetivos distintos y sobre todo para que no sienta malestar en su trabajo, ya sea por estar desbordado o por malas relaciones interpersonales, entre otros. “Lo que hago es acompañar a través de la conversación a la toma de nuevas decisiones”.
En este sentido, Sarquis comenta que: “Las personas siguen siendo las mismas, quizás las tareas también, pero al modificar una acción se modifica el resto, uno cambia su accionar. Muchas veces en vez de poner el foco en lo que hacen o no los otros, uno se empieza a fijar en si mismo. El coaching indaga, revuelve, pregunta para que la persona sola se escuche y vaya sacando conclusiones y defina nuevas estrategias para llegar a resultados distintos”.
Sin embargo hay otros casos en el que el coaching ayuda a personas que directamente no se sienten a gusto haciendo su trabajo y desean buscar otra alternativa pero se enfrentan a muchos obstáculos y dudas porque todo es un proceso y la idea no es tirarse a una pileta vacía porque siempre hay riesgos.
La coach explica que los miedos más comunes para “salir de la zona de confort” o largarse hacia lo desconocido, se da más que todo cuando se tiene un trabajo fijo: “el miedo fundamental es a la incertidumbre del ingreso económico no fijo, el de arrepentirse si dejan un trabajo por lo que creían que iba a estar bueno y finalmente no.
Hoy en día tenemos acceso a mucha información y los trabajos y la rutina ya no son como antes que se iba “de la casa al trabajo y del trabajo a la casa”. Actualmente ese exceso de información va prendiendo alarmas que hacen ruido cuando una persona no se siente a gusto o no está feliz en cierta circunstancia laboral. “En esos momentos se empiezan a escuchar esos ruidos de ver qué se puede hacer y la persona empieza a replantearse, a charlar con alguien, a capacitarse. Hay muchas opciones que te hacen pensar y abrir la cabeza para saber qué es lo que uno quiere y qué le hace feliz. Hoy tenemos ese abanico que antes no”, argumenta Sarquis.
“Hoy, quizás, uno no pierde el tiempo por así decirlo, hoy el tiempo va a pasos agigantados entonces quiere aprovecharlo con lo que realmente valga la pena. Y el acceso a la múltiple información que tenemos nos hace reflexionar, hacer un parate y preguntarnos”.