El mundo nos demanda cada vez más esfuerzo. Tanto que en ocasiones muchas personas buscan cambiar de empleo, más por temas vinculados con el bienestar que por cuestiones económicas. En este escenario surgen dos aspectos clave del liderazgo: la necesidad de saber regular las emociones y la de gestionar el estrés. Esto es tener la capacidad de reconocer, comprender y gestionar las propias emociones y las de los demás.
Un líder que puede mantener la calma en situaciones de presión, comunicarse de manera efectiva y fomentar un ambiente de trabajo positivo tiene más posibilidades de inspirar y motivar a su equipo. Para lograrlo existen algunas claves.
La psicóloga Patricia Colina, con un máster en neurociencia, señala que para que una empresa sea saludable tiene que entender que hay que hablar del estrés. Y define al estrés como algo que no es ni bueno ni malo. “Simplemente es una respuesta natural para dar la mejor respuesta a una demanda actual. El problema es la duración del estrés”, apunta.
Paula Monte, de PM Consultora Empresarial, explica que acá entran las habilidades comunicacionales. “Cuando intervenimos en una empresa nos dicen que el principal problema que tienen es la comunicación. Pero cuando preguntamos quién comunica mal todos se miran entre sí”, cuenta.
Primera clave: potenciar el lenguaje
¿Por dónde arrancar? Por donde sea impacta positivamente, dice Colina. Y Monte propone abrir canales, como puede ser una evaluación de desempeño, donde se pueda hablar de lo que pasa. “Así también se reduciría la comunicación informal. Y para que haya comunicación formal debe haber líderes disponibles a escuchar conversaciones incómodas”, apunta Colina. Y añade que las empresas deberían adquirir el feedback como modo de ser.
Segunda clave: mostrar vulnerabilidad
Los líderes actuales deben mostrarse vulnerables, en oposición al líder omnisciente. “El equipo, al ver humano al líder, pierde el miedo. Los líderes tienen que mostrar vulnerabilidad y hasta poder declarar ignorancia”, propone Colina.
Y señala que es clave trabajar esto con los líderes. “En ocasiones las personas no renuncian a las empresas si no al líder”, dice. Por eso opina que tener competencias emocionales debería ser un requisito básico a la hora de liderar.
Tercera clave: conocerse
El autoconocimiento es uno de los desafíos más comunes que enfrentan los líderes. “Esto es poder identificar sus emociones y hasta en ocasiones saber pedir ayuda”, dice Carlos Menvielle, de la Consultora BS360. “Que un líder se maneje desde este lugar genera orden en el equipo de trabajo”, apunta.
Cuarta clave: flexibilidad
Se sabe que la rigidez no es un buen aliado para un líder. Aun así, Colina se pregunta cuántas personas están dispuestas a ser flexibles, a correr riesgos y a escuchar con apertura.
La clave, dice, está en poder revisar si las creencias actuales sirven para llegar a los resultados que se quieren obtener. “Debemos ver si esas creencias son potenciadores u obstructores. A veces las creencias, aun aquellas que nos trajeron éxito, están desactualizadas. Sabemos que el cambio siempre va a generar resistencia, pero crecer implica asumir esto”, explica.
Y Monte suma que conocer el “para qué cambiar” puede estimular el cambio.
Quinta clave: reconocer el estrés en el equipo
Un líder debe tener en cuenta cuáles son las señales de alerta para reconocer el estrés en el equipo y tomar medidas preventivas. Entre algunos indicadores, Colina menciona la ineficacia, el cinismo y el pesimismo. “También el agotamiento, que se nota en personas que empiezan a faltar”, dice.
Sexta (y última) clave: identificar las fuentes de estrés
Para mejorar su inteligencia emocional y fortalecer su capacidad de regular las emociones, los líderes deben conocer cuáles son sus fuentes de estrés. Esto, dice Colina, les permitirá reinterpretarlas.
“Muchas veces el estrés no tiene que ver con lo que sucede si no con lo que interpretamos que sucede”, advierte.
La profesional señala que tareas básicas como realizar actividad física, dormir al menos siete horas al día y comer saludablemente ayudan a disminuir los niveles de estrés. “Cuando hacemos actividad física el cerebro cree que está sano y saludable porque está haciendo algo extra”, explica. Y suma que la conectividad social de calidad también influye fuertemente en el control del estrés.