La prestigiosa dupla Dolce & Gabbana celebró sus 10 años en la Alta Costura y lo hizo a lo grande. Regresaron a Sicilia y tomaron Siracusa, una de las ciudades más antiguas del Mediterráneo, fundada en el año 724 a. C. Más concretamente la plaza del Duomo fue el escenario de su deslumbrante desfile donde hubo un increíble despliegue de modelos, actores y actrices, y donde también le rindieron un homenaje a la ópera clásica Cavalleria Rustia de Piero Mascagni.
Durante toda esta década se realizaron presentaciones en Venecia, Capri, Palermo, Lago di Como, Nápoles y Florencia, siempre celebrando y honrando las raíces italianas de la marca: el propio Domenico Dolce nació en Polizzi Generosa, un pequeño pueblo siciliano cerca de Palermo ( y lleva el nombre de su abuelo, un camionero).
«No son solo los vestidos, los dos metros de perlas, de pliegues», dijo Dolce en una rueda de prensa la tarde anterior al desfile. «No es solo un vestido: es un estilo de vida». En Alta Costura, uno es siempre el protagonista de su propio drama.
Con una pasarela instalada frente a la Catedral de la Piazza Duomo, el dúo realizó una actuación al estilo de la ópera Cavalleria rusticana y rindió homenaje a la patrona Santa Lucía de Siracusa, una mártir cristiana asesinada en el siglo IV durante las persecuciones de Diocleciano de cristianos.
La pasarela reflejó el equivalente a un pueblo de novicias, sacerdotes y viudas sicilianas, y una procesión completa con un par de santos llevados en bastones desde extremos opuestos de la plaza.
Se presentaron de 106 glamorosos looks donde la opulencia de la etiqueta siempre estuvo presente.