La ocasión hace al Souem
Jorge Sosa: “Convengamos que si yo fuera empleado de comercio y ganara poco, y tuviera la estabilidad laboral que tienen los empleados públicos, seguramente me planto hasta que me aumenten el sueldo porque obviamente no me pueden despedir. Simplemente por eso es que hacen lo que quieren los empleados públicos, porque no los pueden despedir. Y nosotros como consumidores no podemos elegir: si yo tuviera que comprar un vehículo puedo elegir el más barato, al súper puedo ir al de mejores ofertas. Pero al municipio solamente se lo puede elegir cambiando de ciudad, o sea, caemos en la de siempre: nuestro socio mayoritario -que es el Estado- no se lo puede cambiar. Y sus empleados desleales no se pueden despedir.