Venga, pase: la casa es chica, pero... ¡incómoda y no prendemos el aire!
María Eugenia Pasquali: “Hola Íñigo, felices fiestas. Ya sabés: no puedo terminar el año sin pasarte alguna apostilla y hacer catarsis. Este viernes 26 de diciembre decidí darme una vuelta por el centro (no lo había hecho para esta Navidad) para comprar un traje de baño. Me fui directo a Chitas del Pasaje Muñoz ya que siempre tienen una amplia variedad de modelos. La sorpresa fue que en el local había una multitud (normal si se quiere ya que es un día de cambios de regalos). Todo bien hasta allí, sólo que el local... ¡no tenía encendido el aire acondicionado! El calor, el tufo y la incomodidad hicieron que rápidamente diera media vuelta y no ingresara a ese negocio.
Alguien me dijo que el aparato de aire no estaba roto sino que no lo habían encendido. ¡No lo puedo creer! ¿Será que porque venden mallas hace falta más calor como incentivo? Caminé unos pocos pasos e ingresé a otro comercio del mismo rubro, en la misma galería, donde sí funcionaba el aire y salí con mi dos piezas a los cinco minutos. Eso sí, en la bolsa... no pienses que andaba en bikini por la peatonal :). Besos y felicidades”.
Catarsis de clientes maltratados en este fin de año, aquí.